Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como OTAN

Aliado o cliente - El precio de la fidelidad (VII)

Imagen
Europa paga hoy el precio de su fidelidad. En apenas tres años, el Viejo Continente ha transferido a Estados Unidos más de un billón de euros en energía, armamento, inversiones y poder político. Lo que se presentó como una alianza de defensa mutua se ha convertido en una arquitectura de extracción: Washington cobra por proteger, impone su agenda y convierte la obediencia europea en fuente de rentas. La lealtad se ha transformado en sumisión, y la fidelidad, en una forma elegante de servidumbre. En la entrega anterior vimos cómo la hegemonía estadounidense ha mutado en un sistema de rentismo imperial: ya no protege, sino que cobra por mantener dependencias. Europa es hoy una fuente de rentas energéticas, militares y políticas. Lo que vive no es un accidente histórico, sino la versión actualizada de una vieja constante: para Washington, los aliados son instrumentos, no socios. Estados Unidos nunca ha tenido amigos permanentes, solo utilidades temporales. Y cuando un aliado deja de se...

Aliado o cliente: Una hegemonía que ya no protege, sino que parasita (VI)

Imagen
Durante décadas, Estados Unidos sostuvo su liderazgo combinando poder militar, innovación y prosperidad compartida. Hoy, esa ecuación se ha roto: la hegemonía ya no se legitima por lo que ofrece, sino por lo que impide. El viejo protector se ha transformado en rentista imperial: cobra por mantener la dependencia que antes llamaba alianza. Europa, atrapada en esa arquitectura, paga cada vez más por una seguridad que no llega, una autonomía que no se permite y una prosperidad que se desvanece. La hegemonía ya no protege: parasita. En la entrega anterior vimos cómo la OTAN se ha transformado de alianza defensiva en arquitectura de control: Europa puede gastar más, pero no decidir por sí misma. Para entender por qué Washington sostiene un sistema así, conviene mirar más allá de la estrategia militar y examinar la transformación económica que lo hace necesario. Esa asimetría no es un error de diseño, sino su función. La lógica del rentismo imperial La lógica que rige esta relación es la...

Aliado o cliente - La OTAN: la traición en cámara lenta (V)

Imagen
En 1949, la OTAN nació como un pacto de defensa mutua.En 2025, funciona como un sistema jerárquico donde la lealtad importa más que la soberanía . Washington conserva el mando y la llave de la escalada; Europa asume los costes, las sanciones y los refugiados. La “alianza de valores” se ha convertido en una relación de dependencia estructural. En la guerra de Ucrania vimos cómo Estados Unidos mantiene el mando mientras traslada los costes a Europa . Esa asimetría no es coyuntural: está inscrita en la propia estructura de la OTAN. Durante más de siete décadas, Estados Unidos y la OTAN fueron sinónimos . El aparato militar, la cadena de mando, la logística, los sistemas de inteligencia y buena parte del presupuesto han estado bajo control norteamericano. Washington no solo creó la OTAN, sino que la diseñó a su imagen, garantizando el liderazgo político y militar del bloque a cambio de una promesa de seguridad compartida. Esa promesa, sin embargo, se ha ido erosionando. En los últimos...

Aliado o cliente - una constante histórica: aliados hasta que dejan de ser útiles (II)

Imagen
En la entrega anterior vimos cómo la alianza atlántica, nacida como pacto de seguridad, ha mutado en una relación de dependencia. Para entender cómo se ha llegado hasta aquí, conviene mirar hacia atrás: Europa no es el primer aliado en descubrir que la amistad con Estados Unidos tiene fecha de caducidad. Lo que hoy parece una crisis excepcional es, en realidad, la repetición de un patrón estructural. La frase tradicionalmente atribuida a Henry Kissinger —“Ser enemigo de Estados Unidos puede ser peligroso, pero ser su aliado es fatal”— resume con precisión una constante de la política exterior norteamericana. Desde su fundación, Washington ha concebido las alianzas no como compromisos duraderos, sino como instrumentos tácticos subordinados a su propio interés. El propio George Kennan , arquitecto de la contención, lo advirtió ya en 1948: “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses.” Medio siglo más tarde, John Mearsheimer lo definiría como “instrumentalismo estratégico”: los alia...

Aliado o cliente: por qué la alianza atlántica ya no protege a Europa (I)

Imagen
 “Ser enemigo de Estados Unidos puede ser peligroso, pero ser su aliado es fatal.” —Henry Kissinger (Tradicionalmente atribuida) Durante décadas, Europa confió en que su seguridad estaba garantizada bajo el paraguas atlántico. La OTAN se presentaba como la expresión institucional de una comunidad política compartida, una alianza de valores frente a las amenazas externas. Esa confianza no fue ingenua: respondía a una experiencia histórica concreta. El Plan Marshall reconstruyó un continente devastado, la protección nuclear estadounidense disuadió la amenaza soviética y el proyecto europeo pudo desarrollarse bajo un orden de seguridad estable. Durante medio siglo, la alianza atlántica funcionó —con tensiones, pero funcionó—. Hoy, sin embargo, esa confianza se resquebraja. La guerra de Ucrania, el sabotaje del Nord Stream, el encarecimiento energético forzado, la presión por el rearme y el giro retórico de Washington hacia la OTAN revelan algo más profundo que un simple desencuent...

¿Fin de una era? Los portaaviones y el reto de la guerra multidominio

Imagen
Durante casi un siglo, los portaaviones han sido el núcleo del poder naval estadounidense. Desde la batalla de Midway hasta las intervenciones en Irak, han simbolizado la capacidad de proyectar fuerza a escala global. Pero la guerra ha cambiado: ya no es solo cuestión de barcos y aviones, sino de un entorno multidominio donde convergen satélites, ciberataques, drones, misiles hipersónicos y guerra electrónica. Y en ese nuevo tablero, los portaaviones parecen más expuestos que nunca. Vulnerabilidades crecientes El alcance de los misiles supera al de la aviación embarcada Un F/A-18E/F o un F-35C despega de un portaaviones con un radio de combate de unos 800–1.000 km. Los misiles chinos DF-21D o DF-26 alcanzan entre 1.500 y 4.000 km. Resultado: el portaaviones tendría que operar tan lejos que sus cazas apenas podrían entrar en combate útil. Saturación mediante enjambres Ucrania mostró que drones baratos, lanzados en oleadas, pueden saturar defensas complejas. Aplicado ...

Supremacía tecnológica en duda: el talón de Aquiles de la doctrina militar de la OTAN

Imagen
Durante décadas, la doctrina militar de la OTAN ha descansado sobre una convicción firme: la superioridad tecnológica garantiza la victoria. Desde la Guerra del Golfo en 1991 hasta Libia en 2011, el patrón se repitió: bombardeos de precisión, supremacía aérea indiscutida, operaciones rápidas con pocas bajas propias y la desorganización total del adversario. La alianza se acostumbró a concebir la guerra como un choque breve, donde la combinación de satélites, cazas furtivos y misiles guiados bastaba para doblegar a cualquier enemigo. Esa doctrina puede resumirse en varios pilares: Supremacía tecnológica y dominio del espectro : controlar el aire, el ciberespacio y el espacio orbital como llave de la victoria. Guerra en red : interconectar sensores, drones, aviones y tropas terrestres para ver antes, decidir antes y golpear antes. Interoperabilidad multinacional : integrar ejércitos de distintos países en operaciones conjuntas, bajo mando unificado. Minimización de bajas pro...