Supremacía tecnológica en duda: el talón de Aquiles de la doctrina militar de la OTAN
Durante décadas, la doctrina militar de la OTAN ha descansado sobre una convicción firme: la superioridad tecnológica garantiza la victoria. Desde la Guerra del Golfo en 1991 hasta Libia en 2011, el patrón se repitió: bombardeos de precisión, supremacía aérea indiscutida, operaciones rápidas con pocas bajas propias y la desorganización total del adversario. La alianza se acostumbró a concebir la guerra como un choque breve, donde la combinación de satélites, cazas furtivos y misiles guiados bastaba para doblegar a cualquier enemigo. Esa doctrina puede resumirse en varios pilares: Supremacía tecnológica y dominio del espectro : controlar el aire, el ciberespacio y el espacio orbital como llave de la victoria. Guerra en red : interconectar sensores, drones, aviones y tropas terrestres para ver antes, decidir antes y golpear antes. Interoperabilidad multinacional : integrar ejércitos de distintos países en operaciones conjuntas, bajo mando unificado. Minimización de bajas pro...