De ‘vicio privado’ a derecho sanitario: el aborto frente a la moral del deseo
Abortar se ha abortado siempre. Ninguna sociedad, por restrictiva que haya sido, ha conseguido eliminarlo. Ya en la literatura clásica española encontramos su rastro: en La Celestina (1499), la alcahueta sabe preparar brebajes para “remediar la preñez” y ayudar a mujeres que no desean ser madres. El aborto era un hecho conocido —aunque clandestino y moralmente condenado— en la España del siglo XV. Durante siglos, esa ha sido la lógica dominante: el aborto como desgracia íntima , un drama que debía permanecer oculto. Especialmente desde la sensibilidad conservadora y católica, se toleraba su existencia como algo vergonzante pero privado, nunca convertido en cuestión pública. Cuando el aborto dejó de ser un secreto y pasó a tratarse como un problema de salud pública —porque supone riesgo físico y emocional para millones de mujeres y porque la clandestinidad mata—, la incomodidad estalló. Lo insoportable no es tanto que exista el aborto, que lo es, sino que se haga visible y se quiera ...