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Mostrando las entradas etiquetadas como Memoria histórica

Cuelgamuros: Diseño emocional para un monumento fascista

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España ha decidido hacer con Cuelgamuros algo que ningún memorial serio hace: convertir la memoria en diseño emocional. Este texto explica cuál es la regla de oro de los sitios de memoria en el mundo, por qué el proyecto español invierte ese orden y qué implica que, en lugar de partir de los hechos y las víctimas, todo gire en torno a una metáfora arquitectónica y a la “experiencia” del visitante. Cuelgamuros: cuando la memoria se maquilla para no molestar El proyecto de resignificación de Cuelgamuros parte de una intuición sencilla: que la arquitectura puede suavizar el conflicto, generar una experiencia nueva y hacer habitable un monumento fascista a base de metáforas, luz y naturaleza. El problema es que, en memoria histórica, eso es exactamente lo que no se debe hacer. España está haciendo lo que ningún memorial serio del mundo hace: poner la forma por delante de la verdad . La anomalía se resume en una inversión muy simple: en Cu...

Reescribir el siglo XX: lo que el revisionismo nos enseña sobre la verdad histórica

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Durante la Guerra Fría, cada bloque construyó su propio relato del pasado y lo convirtió en verdad histórica. Décadas después, muchas de esas narrativas siguen vivas, transformadas en memoria moral, en historia. El revisionismo contemporáneo —de Tottle a Traverso— está desmontando ese legado: muestra cómo la propaganda sobrevivió al conflicto y se instaló en la historia misma. Releer el siglo XX no significa reabrir viejas trincheras, sino aprender a distinguir entre la historia que ocurrió y la que nos contaron. Durante la Guerra Fría no solo se libró una lucha política y militar: se libró una guerra por el sentido de la verdad.  Cada bloque construyó un relato de sí mismo y del otro, una narrativa moral que debía legitimar su existencia. En un mundo dividido por el miedo y por la necesidad de pertenecer, el control del relato era tan decisivo como el control de los territorios. Pero lo más significativo es lo que vino después. Con el tiempo, muchas de esas narrativas dejaron de p...

Democracia con toga: cómo la justicia franquista influyó la Transición y blindó la impunidad

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Bajo la superficie del relato oficial de la Transición —pactos, consenso, reconciliación— se esconde un actor que rara vez ha ocupado el centro del debate: el poder judicial. Heredero directo del aparato franquista, sin depuración ni reforma profunda, fue mucho más que un árbitro de la legalidad. Con toga y martillo, fijó los límites del cambio, protegió los pilares del viejo orden y escribió, desde los tribunales, el guion silencioso de la nueva democracia. En un trabajo anterior analizamos cómo, durante la Segunda República (1931–1936), el poder judicial español abandonó progresivamente cualquier pretensión de neutralidad institucional para convertirse en un actor político de primer orden: intervino selectivamente en la persecución penal, obstaculizó las reformas impulsadas por el poder legislativo y, en última instancia, operó como un instrumento de la contrarrevolución legal frente al proyecto democratizador republicano. Aquella experiencia evidenció que la llamada “división de pod...

El gran pacto: salario, bienestar y paz social comprada (III)

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La oleada revolucionaria de entreguerras demostró que el viejo orden liberal no podía sostenerse solo con represión y disciplina. La tesis de la paz automática entre propietarios había sido demolida por la antítesis obrera y por la existencia de una alternativa real: la Unión Soviética y sus partidos comunistas actuando como quinta columna interna. El equilibrio que las élites intentaron mantener en los años veinte y treinta —combinando concesiones mínimas con represión y austeridad— resultó inestable. Para contener el conflicto de clase y el miedo a la revolución, amplios sectores burgueses recurrieron al fascismo : Mussolini en Italia, Hitler en Alemania, regímenes autoritarios en Europa central. Fue un intento de restaurar el orden capitalista mediante violencia total y represión del movimiento obrero. Terminó en desastre: guerra mundial y destrucción masiva. La Segunda Guerra Mundial , sin embargo, trajo algo distinto. Para derrotar al fascismo, las democracias liberales movil...

De la paz social a la cuestión social (II)

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En la primera entrega vimos que la democracia liberal nació como un club de propietarios: un espacio tan homogéneo que la estabilidad era casi automática. Pero esa paz no podía durar indefinidamente. La industrialización, el crecimiento de las ciudades y la aparición de una clase obrera numerosa y consciente cambiaron el escenario. Por primera vez entraron en escena sujetos con intereses materiales radicalmente distintos. El nacimiento de una clase con voz A mediados del siglo XIX, el capitalismo industrial había creado masas de asalariados sometidos a jornadas extenuantes y salarios de subsistencia. Estos hombres y mujeres, sin propiedad ni seguridad, estaban fuera de la ciudadanía política, pero comenzaron a organizarse. Gran Bretaña: el cartismo reclamó desde la década de 1830 sufragio universal masculino y derechos laborales básicos; aunque derrotado, dejó huella profunda. Francia: la revolución de 1848 proclamó el sufragio universal masculino y dio protagonismo a los o...