Aliado o cliente: Una hegemonía que ya no protege, sino que parasita (VI)
Durante décadas, Estados Unidos sostuvo su liderazgo combinando poder militar, innovación y prosperidad compartida. Hoy, esa ecuación se ha roto: la hegemonía ya no se legitima por lo que ofrece, sino por lo que impide. El viejo protector se ha transformado en rentista imperial: cobra por mantener la dependencia que antes llamaba alianza. Europa, atrapada en esa arquitectura, paga cada vez más por una seguridad que no llega, una autonomía que no se permite y una prosperidad que se desvanece. La hegemonía ya no protege: parasita. En la entrega anterior vimos cómo la OTAN se ha transformado de alianza defensiva en arquitectura de control: Europa puede gastar más, pero no decidir por sí misma. Para entender por qué Washington sostiene un sistema así, conviene mirar más allá de la estrategia militar y examinar la transformación económica que lo hace necesario. Esa asimetría no es un error de diseño, sino su función. La lógica del rentismo imperial La lógica que rige esta relación es la...