Capitalismo sanitario: cuando el mercado vive del Estado


La sanidad española sigue pareciendo pública, pero cada vez funciona más como un negocio privado financiado con dinero del Estado. La mitad de los ingresos del sector sanitario privado proceden de los presupuestos públicos, a través de conciertos, concesiones y mutualidades. En lugar de competir con el sistema público, el mercado vive de él: cobra con fondos públicos, asume poco riesgo y convierte la salud en una fuente de rentas garantizadas.

El debate sobre la sanidad en España se ha centrado históricamente en el “desmantelamiento” o la “privatización” de lo público. Sin embargo, para comprender el verdadero alcance del fenómeno, es necesario invertir el punto de vista: analizar cuánto del negocio privado se sostiene con dinero público.

Esta perspectiva revela una tesis estructural: el sector sanitario privado español no vive de la competencia, sino de la renta pública.
El Estado —a través de las comunidades autónomas y los presupuestos centrales— ha dejado de ser únicamente el garante del derecho a la salud para convertirse en el principal cliente, pagador y, en muchos casos, rehén de la provisión privada.


El Argumento Cuantitativo: La Regla del 50 %

El peso del sector público en el negocio privado es masivo. Aunque el gasto sanitario público total supera el 70 % del gasto sanitario global del país, una porción significativa de esos fondos se transfiere a entidades privadas a través de dos canales principales.

El volumen de ingresos de origen público

La facturación total anual del sector hospitalario y de provisión sanitaria privada en España asciende a miles de millones de euros. Los datos indican que aproximadamente la mitad (cerca del 50 %) de todos los ingresos que percibe el sector privado en España se originan en el sector público.


Canal de Financiación Pública

Mecanismo Rol del Sector Público % Estimado sobre la Facturación Total Privada

Transferencias Directas (Conciertos) Contratos de compra de servicios (diagnóstico, cirugía, listas de espera) por las CCAA y el SNS Cliente de Provisión 33–34 %
Transferencias Indirectas (Mutualidades) Pago de primas anuales a aseguradoras privadas (Asisa, Adeslas, DKV) para funcionarios (MUFACE, ISFAS, MUGEJU)

Cliente de Aseguramiento 15–16 %
Total Flujo Público                              — Cliente Principal Estructural ≈ 50 %


Conclusión: el sector público, con su capacidad de gasto estable y contractual, es el motor financiero que garantiza la rentabilidad y permite las inversiones del sector privado. La seguridad económica del negocio sanitario privado proviene del Estado, no de la volatilidad del gasto directo de los ciudadanos.

Segmentación de ingresos del sector privado por origen de financiación


Línea de Negocio del Sector Privado

Origen de la Financiación

Peso Porcentual Estimado sobre la Facturación Total

1. Contratos Públicos y ConciertosFondos Públicos (CCAA y SNS)33–34 %
2. Mutualidades PúblicasFondos Públicos (Primas contratadas por el Estado Central)15–16 %
3. Seguros Privados No Estatales      Gasto Privado Genuino (pólizas individuales o empresariales)≈ 41–42 %
4. Gasto de Bolsillo Directo

Gasto Privado Genuino (pago directo del ciudadano)

9–10 %

TOTAL PROCEDENTE DE FONDOS PÚBLICOS (1+2)≈ 50 %
TOTAL PROCEDENTE DEL MERCADO PRIVADO (3+4)


≈ 50 %

El sector privado obtiene la mitad de sus ingresos de las arcas públicas. Esto significa que su línea de negocio más grande y estable no es la captación de clientes particulares, sino la provisión de servicios al cliente estatal. Su crecimiento depende, por tanto, de su rol como proveedor estructural de la sanidad pública.


Privatización Blanda vs. Dura: La Estructura de la Dependencia

Privatización dura (marginal)

Consiste en la venta o el desmantelamiento de activos públicos o en la sustitución de la financiación estatal por seguros obligatorios. Este mecanismo es minoritario en España.

Privatización blanda o estructural: renta fija vs. riesgo de mercado

Es el mecanismo dominante.
El Estado mantiene la titularidad y la financiación del sistema, pero delegando la gestión, la provisión y el riesgo operativo en empresas privadas. El sistema sigue llamándose “público”, pero su lógica es empresarial.

Los principales mecanismos de esta privatización blanda no solo transfieren volumen de negocio, sino seguridad financiera, muy superior a la que ofrece el mercado de seguros privado:

  • Concesiones a largo plazo (Modelo Alzira).
    Comprometen al sector público a pagar una tarifa capitativa fija por cada habitante durante 20 o 30 años.
    Es una renta garantizada, independiente de la actividad real, que convierte la financiación pública en una fuente estable de beneficios.

  • Mutualidades públicas.
    Los pagos de primas a aseguradoras de funcionarios constituyen un flujo estable y protegido frente a las crisis económicas.

  • Conciertos de actividad.
    El SNS se ve obligado a comprar capacidad diagnóstica o quirúrgica para aliviar las listas de espera.
    En Andalucía, los conciertos para pruebas diagnósticas crecieron un 170 % en la última década, un aumento cinco veces superior al registrado en la sanidad pública para las mismas pruebas.

  • Externalización de servicios no clínicos.
    Limpieza, mantenimiento, seguridad o informática se contratan de forma sistemática, debilitando la capacidad de gestión propia del sistema público.


El Cliente Cautivo y el Deterioro Estructural

El paso de un Estado productor de servicios sanitarios a un Estado comprador de servicios privados tiene consecuencias inevitables.

La privatización blanda convierte la relación entre lo público y lo privado en una dependencia estructural: el sistema sanitario público deja de controlar los recursos con los que garantiza el derecho a la salud y pasa a depender de los mismos actores que debía regular. De ese cambio de rol —de garante a cliente— derivan tres efectos acumulativos que explican el deterioro progresivo del sistema.
  • Dependencia de infraestructura. En comunidades como Madrid, Canarias o Cantabria, más del 30 % de las camas hospitalarias están en manos privadas.

  • Aumento de costes y desinversión. Cada euro destinado a conciertos drena recursos que no se invierten en fortalecer hospitales ni plantillas públicas.

  • Captura de pacientes rentables. El sector privado atiende los casos de baja complejidad y alta rentabilidad, dejando al sistema público los más costosos y clínicamente complejos.

Esta dinámica incrementa los costes globales y degrada la capacidad propia del sistema público, generando dependencia estructural y un deterioro sostenido de su autonomía.


De la estabilidad del negocio a la lógica rentista

La rentabilidad del sector sanitario privado español no depende de la libre competencia, sino de los presupuestos públicos. Estado es un cliente ideal porque nunca puede dejar de pagar: incluso en déficit, debe sostener la provisión privada para mantener la cobertura asistencial.
La sanidad pública, nacida para garantizar el derecho universal a la salud, se transforma así en el principal financiador de un negocio que opera bajo criterios de rentabilidad.

En términos políticos, esto supone una transferencia de soberanía sanitaria: se paga con dinero público, pero se gobierna según las reglas del mercado. Sin embargo, más allá de esta descripción institucional, el fenómeno responde a una lógica económica más profunda: la del rentismo.

En economía política, se denomina rentismo al sistema por el cual un actor económico obtiene beneficios garantizados por su posición institucional o su control de un recurso, sin asumir riesgo de mercado ni generar nuevo valor productivo. En el ámbito sanitario, esa renta se origina directamente en los presupuestos del Estado.
La privatización blanda no crea competencia ni innovación, sino flujos asegurados de fondos públicos que sostienen un negocio sin riesgo.


Rasgo del rentismo

Manifestación en la sanidad privatizada

Ingresos garantizados por contratoPagos fijos y recurrentes en conciertos o concesiones, independientemente de la demanda real.
Riesgo transferido al EstadoEl gasto público cubre población adscrita, no actividad efectivamente realizada.
Mercado cautivoNo existe competencia: concesiones con exclusividad territorial.
Rentabilidad asegurada por presupuesto públicoLos flujos financieros se mantienen incluso en déficit.
Dependencia política, no comercialLa continuidad depende de la administración, no del consumidor.
Extracción de rentas sin reinversión estructuralBeneficios transferidos a fondos de inversión, no reinvertidos en el sistema público.

El resultado es una economía sanitaria de rentas garantizadas: un negocio sin riesgo, sostenido por el dinero público.

Esta transformación genera una paradoja: el sector privado se convierte en aquello que siempre critica del sector público.

El rentismo hace que lo privado se vuelva público, no solo porque depende de los recursos del Estado, sino porque reproduce sus rasgos estructurales: burocracia, protección garantizada, ausencia de competencia real y clientelismo. Solo que, a diferencia del Estado, su objetivo no es el servicio, sino la rentabilidad.

Así, la sanidad privatizada encarna lo que pretendía reemplazar:
una administración paralela, financiada por el presupuesto público, protegida del riesgo y sostenida por la ideología del mercado.

La privatización, en su forma rentista, no solo vacía al Estado: lo imita.
Y al hacerlo, convierte el mercado en una extensión administrativa del poder público, destinada a generar rentas privadas con recursos comunes.


Conclusión Final

La sanidad española sigue siendo financiada públicamente de forma mayoritaria, pero es cada vez menos pública en su funcionamiento.
El Estado no ha desaparecido: ha sido colonizado.
Su presupuesto sostiene la rentabilidad de un modelo que se presenta como alternativo, pero que en realidad vive del propio Estado.

La privatización sanitaria, bajo su forma rentista, no introduce competencia, sino dependencia;
no reduce el gasto, sino que lo redirige hacia quienes lo gestionan sin riesgo;
y no amplía la libertad de elección, sino que estrecha la soberanía pública sobre la salud colectiva.

La sanidad pública sigue siendo el pilar del sistema,
pero cada vez más, el negocio privado es su negocio público.


Fuentes y bibliografía

  • Ministerio de Sanidad (2023). Estadística de Gasto Sanitario Público.

  • Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS). Sanidad Privada. Aportando Valor 2024.

  • Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). La Privatización Sanitaria de las CCAA 2024.

  • Guía sobre el Modelo Concesional. Hospital Universitario del Vinalopó.

  • Comunidad de Madrid. Sistema de Información de Listas de Espera Sanitaria.

  • Diario Público (2024). “Un estudio de la Universidad de Oxford relaciona el aumento de la mortalidad con la privatización de la sanidad pública.

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