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El mundo de Apu

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Filmada en 1959, "El mundo de Apu" pone fin a la trilogía cinematográfica que, centrada en la infancia, adolescencia y madurez de Apu, el bengalí Satyajit Ray filmara durante la década de los cincuentas del siglo pasado. Continuando la línea de las dos anteriores entregas, "El mundo de Apu" presenta un estupendo personaje femenino, en este caso la maravillosa Aparna, que servirá de coadyuvante necesario para el proceso de maduración del personaje. Si la vida es una sucesión de momentos de plenitud separados por lapsos de tiempo de búsqueda, Aparna supondrá la alegría del encuentro de uno de esos momentos y también el dolor de la irreparable pérdida, el hallazgo del sentido y la pérdida del mismo como consecuencia de los caprichos del destino. La presencia en carne propia del dolor que Apu sólo pudo intuir en su hermana Durna y en su madre en las dos anteriores películas. Aparna representará el cierre de un giro de ese eterno retorno de lo mismo hasta la m...

Solo hay un dios verdadero...

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“La salida del sol era en estas regiones un acontecimiento que cada día me impresionaba de nuevo. No era tanto al despertar de los primeros rayos, en sí grandiosos, como lo que sucedía. Inmediatamente después de la salida del sol acostumbraba a sentarme en mi silla de campaña bajo una acacia. Ante mí, en el fondo del pequeño valle, se hallaba una franja de selva virgen, casi verdinegra; más allá se extendía el lejano borde de la meseta. Primero reinaban agudos contrastes entre la oscuridad y la claridad; luego todo nacía plásticamente a la luz que inundaba al valle de una luminosidad compacta. El horizonte resplandecía en su blancura. Paulatinamente la luz ascendente penetraba, por así decirlo, en los cuerpos, los cuales, como iluminados por dentro, brillaban diáfanos al fin como un cristal de color. Todo se convertía en cristal centelleante. El clamor de los pájaros campaneros resonaba en el horizonte. En estos instantes me sentía como un templo. Era la hora más sagrada del día. Co...

Violencia

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Ahora resulta que el problema son los radicales y la violencia excesiva en los incidentes al final de las marchas de la dignidad. Tenemos dos millones de personas en hogares sin ningún ingreso y qué esperamos que suceda. La situación social es cada vez más un polvorín. Tiene que serlo en una sociedad abierta y sana. Un polvorín sobre el que además se ha prendido la yesca de una sospechosa mala gestión de la intervención policial... algo así como intentar apagar un fuego con gasolina que tiene una hoja de ruta clara: primero, convocar la violencia y luego, ante su imagen, envolverse en una plana moral de fiesta de guardar para escadandalizarse y finalmente anatemizar a todo aquel que no la condene. Todo un asqueroso tour de formalidad realizado sentado a horcajadas sobre un país que es el de mayor crecimiento de desigualdades en Europa y el segundo en pobreza infantil. Seamos consecuentes. Si las cosas no se arreglan tienen que ir a peor porque las personas no se res...

El asesino dentro de mi

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Jim Thompson es un autor distinto. Cuando se leen, sus novelas se recuerdan. Nunca se olvidan. Especializado en describir personajes malvados y psicópatas, Thompson tiene un desasosegante toque para el mal que, de manera despiadada, casi como uno de sus sheriffs asesinos, conjuga en sus historias. Con crudeza Thompson nos muestra la banalidad de eso que llamamos "mal" sucediendo en la escalofriante normalidad de la mente de aquellos que no dudan en practicarlo. Dentro de esa delirante y nihilista lógica que gobierna sus mentes, la muerte y la violencia son siempre una opción más. Por eso sobrecoge la frialdad con que Lou Ford, el sheriff protagonista de esta historia que el británico Michael Winterbottom ha llevado al cine, o Nick Corey, el malvado servidor de la ley que protagoniza "1280 almas" su obra más emblemática, deciden hacer daño y matar. Y sobrecoge aún más la manera tan naturalista con que describe esa violencia tan fríamente escogida como ne...

Aparajito

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Tras "Pather Panchali", hermosa primera parte de la trilogía sobre la vida del joven Apu, el bengalí Stayajit Ray rodó en 1956 "Aparajito", la segunda entrega. Y los excelsos estándares de calidad se mantienen. Si en "Pather Panchali",Ray nos cuenta con su maravillosa caligrafía visual el despertar a la seriedad de la vida del niño Apu, una seriedad que implica la posibilidad de la propia muerte, en "Aparajito" Ray nos presenta un Apu adolescente, impulsado por la fuerza interna de decidir su propio destino. Apu quiere estudiar, formar parte de la India moderna. No siente ningún interés por prolongar la tradición familiar ocupando el lugar de su padre en las ceremonias y tareas que la rígida sociedad de castas atribuye a la casta superior, la de los brahmanes; tareas que por otra parte son causa fundamental de su pobreza y también de la propia muerte de su padre que literalmente fallece en las escaleras que conducen al sagrado Ganges e...

Larga es la noche

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Ahí, donde les ves Carol Reed es uno de los grandes directores del cine británico. Su gran momento fue la década de los cuarentas del siglo pasado momento en el que, sin despeinarse, encadenó en apenas dos años tres obras maestras. La más conocida de todas, y cronológicamente la última, es "El tercer hombre" (1949); pero con anterioridad filmó "El idolo caído" (1948) y esta "Larga es la noche" (1947) que nos ocupa. Dos joyas de esas que quedan olvidadas como metáfora del propio Reed: puro talento de perfil bajo, buen paño que prefiere permanecer en el arca porque jamás se le ocurre pensar que pueda ser vendido. Posteriormente, una desastrosa carrera en la década de los cincuentas contribuyó un poco más al olvido de Reed quién terminó convirtiéndose en un eficaz director de grandes superproducciones de prestigio, en una fase hollywoodiense estrictamente alimenticia de la que sólo destaca la maravillosa y poco exitosa en su momento "El tormento...

Her

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Me ha gustado mucho "Her". Haciendo honor a su carácter de película de ciencia-ficción, la nueva película de Spike Jonze ofrece una lúcida reflexión sobre nuestro presente. Y esa lúcida reflexión que intuyo transparentándose entre sus imágenes no tiene tanto que ver con nuestro modo de relacionarnos con la tecnología, que puede aparecerse como una evidente conclusión, sino con el papel que esa tecnología juega en nuestras vidas convertida en un fetiche, en una caja negra capaz de resolvernos todos los problemas que se nos plantean. A su suave manera melancólica, "Her" nos muestra los límites del sueño de la modernidad, ese sueño que empezó con el justo asesinato de Dios y la consecuente necesidad de reemplazarlo por nosotros mismos, por nuestro poder de conocer y entender las cosas para adaptarlas y dominarlas en nuestro beneficio. Al final ese proceso científico técnico en el que llevamos embarcados más de doscientos años nos ha conducido a una situació...