Muertes de plástico
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Mostrando entradas de diciembre, 2005
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"In our gradually shrinking world, everyone is in need of all the others. We must look for man wherever we can find him. When on his way to Thebes Oedipus encountered the Sphinx, his answer to its riddle was: «Man». That simple word destroyed the monster. We have many monsters to destroy. Let us think of the answer of Oedipus." ( Giorgos Seferis ' speech at the Nobel Banquet at the City Hall in Stockholm, December 10, 1963)
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La leyenda de Martin O'Leary A ciertas edades es difícil que uno pueda cambiar su forma de ser y conforme más viejo me hago más tiendo a pensar que debe ser así. Después de todo nos ha costado toda una vida forjarnos el carácter que tenemos y, como mínimo, debemos hacer ostentación de él antes de que los gusanos se lo coman con el resto del kit. La leyenda de Martin O'leary ilustra perfectamente esta resistencia al cambio de la que hacemos gala a ciertas edades. Martín O'Leary fue un legendario jugador de futbol irlandés. Defendió la camiseta verde en más de 50 ocasiones formando un muro infranqueable (todo lo infranqueable que podía ser el equipo irlandés en aquella época -que no era mucho-) con el no menos mítico Sean Thornton. Tras jugar en diversos equipos de mitad de la tabla de la Primera división inglesa, O'Leary regresó a su Irlanda natal para dar sus últimas patadas alevosas a los delanteros incautos en el Limerick. Allí, y en su última temporada en activo, fue...
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No deja de mirarlos a todos mientras se apoya en la pared. Paciente o impacientemente, según la circunstancia vital que a cada uno de ellos les ha tocado vivir en esa concreta hora del día, aguardan la inminente y ruidosa entrada del tren en la atestada estación. Después de todo son seres humanos igual que él... o por lo menos así lo parecen. Se plantea que quizá debiera sentir algo por ellos, compartir alguna especie de sentimiento solidario, una cierta simpatía procedente de un animoso esfuerzo empático pero no siente nada. El esfuerzo de sentir se le escapa de entre las manos como si fuera agua. Los labios de su corazón permanecen callados. Sólo les observa con descuido, sin realmente ver los árboles. Ante el bosque.
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Veo en Canal Historia un documental muy interesante sobre la Rumanía de Ceaucescu. Con imágenes inéditas filmadas por los medios de comunicación del dictador, el programa reconstruye el largo viaje hacia la locura emprendido por Ceaucescu, llevando consigo al propio pueblo rumano hasta casi la destrucción. Hay muchas cosas interesantes dentro del documental: la megalómana construcción del palacio presidencial, la exposición de frutas y verduras hechas de madera que el dictador pasa revista como si fueran reales, el loco culto a la personalidad de la primera dama, .... pero lo que más me ha atraído es el momento en que se produce el motín que supuso la caída y posterior muerte de Ceaucescu. La sorpresa que muestra su rostro ante los crecientes abucheos. No sabría decir si Ceaucescu se sorprende de que el pueblo de Bucarest abuchee a su Conducator o de que se atreva hacerlo. Me pregunto si el dictador pensaba que tenían motivos, si conocía la realidad cruel sobre la que se imponía su pod...