Santa Derrota
Hubiera estado bien... qué digo bien... Hubiera sido perfecto que el niño hubiera oficiado de dios menor y hubiese marcado el gol decisivo en la final. Pero, no. No ha sucedido. Las cosas han devenido imperfectas y lo han hecho justo en la forma en que suelen suceder. Porque para expresar la perfección, lo que las cosas debieran ser, está la ficción, pero esa es otra historia. Lo cierto, lo que nos ocupa es que hemos hablado mucho de lo que somos, nosotros, los atléticos y ahora ha llegado el momento de actuar, el momento de llevarlo a la práctica, y actuar es estar, por activa, orgulloso del equipo y de los jugadores. No se les puede pedir más. Si hubiesen sido capaces de hacer las cosas mejor, no estarían jugando en el Atlético sino en el equipo que nos ha vuelto a ganar una final o en alguno de los otros que hemos eliminado para llegar a perder esta final. Nuestros rivales entendieron que para ganarnos sólo tenían que mejorar en lo único que les ganábamos. Entendiero...