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Mostrando entradas de enero, 2013
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HOLY MOTORS Fascinante, buñuelesca y muy difícil de ver. "Holy motors" es la nueva locura del loco director francés Leos Carax... sublime locura. La historia nos cuenta un día entero en la vida de un misterioso personaje con nombre, señor Oscar, magníficamente interpretado por Denis Lavant, el actor de cabecera de Carax y como se suele decir alter ego del director. Este personaje se dedica a recorrer Paris en una enorme limusina en cuyo interior tiene todo lo que necesita para encarnar una serie de personajes a los que interpreta en una serie de situaciones que nada tienen que ver la una con la otra: modelo, monstruo, padre de familia, mendigo. Poco a poco, con cada hora que pasa, con cada personaje que encarna, el misterioso protagonista irá acumulando un melancólico cansancio que seguramente es de índole física, pero sin duda también metafísica, un cansancio que culmina en el revelador plano en que apura un último cigarro antes de entrar en la casa e interpret...
Delicadamente engarzado en su silencio, con maneras de continente perdido esperando la mirada y el momento de ser descubierto se encontraba la exacta forma de su secreto. Era como una huella abandonada sobre la arena, contorno y limites existiendo de una forma vaga, reflejo que deslumbra, entreverado espejismo, titilante luz apenas sentida en la distancia. Un complejo misterio cifrándose y descifrándose en las vueltas y revueltas de su simple y hermoso estar tendido como recién lavado, al mar, la arena y el viento
Así es... "La deshonestidad en el discurso político que padecemos los ciudadanos es formidable. Pretenden decirnos que no es así; que, bien al contrario, es muy honesto porque nos cuenta lo que pasa con rectitud. Como cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparece tristemente ante nosotros para anunciarnos que hace “lo único que puede hacer”. En eso consiste la deshonestidad política: lo que se pretende es mantener la realidad, no transformarla. Se hacen discursos llenos de lo que alguien calificó muy felizmente como “acelerones en punto muerto”, que dejan el coche donde estaba y la realidad sin tocar." ( leer más )
NICE & DRUNK Sonaba la última canción y ardía entre sus dedos el último cigarrillo. Hasta el propio Gatsby había ya desaparecido, dejando que la fiesta languideciera a su suerte, abandonada a la deriva, flotando como el naufragio todavía por naufragar que en verdad era, inexorablemente dirigida contra los acantilados de un amanecer inevitable que ya destellaba purpura, naranja y frambuesa en la lejanía. Sonaba la última canción y esa alucinación podría ser tan cierta como el proteico y cambiante humo gris que con lentitud exhalaban sus pulmones como si no fueran suyos y él ya no estuviera allí….
La ciudad está llena de oficinistas que miran a un lado y a otro cada vez que pasan una página o trazan su firma, más o menos inteligible, sobre el diario engaño del blanco papel que se extiende ante sus ojos puntual cada mañana. Y es perfectamente entendible… Bajo el estimable peso de esos cientos de pequeñas palabras que constantemente se pronuncian o escriben en su nombre, pero que incesantemente  se les escapan de entre las manos como arena del desierto o agua de la playa temen que ninguna precaución baste y terminen con la poca esperanza que les resta devorada por uno de esos voraces animales de traje azul que, si nada quieren, parecen tan humanos como ellos pero que, si algo desean, agazapados les aguardan tras la perfecta trama del respeto y los modales, calculando incansables las probabilidades y las posibilidades de todo, sin tener jamás suficiente de nada perfectamente lavados, planchados, peinados y vestidos.