Lo peor (y lo mejor) que tienen las vacaciones es que todos aquellos pocos que aún no se habían dado cuenta de que no eres imprescindible, acaban cayendo en la cuenta.
viernes, agosto 27, 2004
jueves, agosto 26, 2004
Necesito unas vacaciones...
A veces, me sorprendo preguntándome quién soy o de dónde vengo o hacia dónde voy.
Estoy cansado y olvido que:
- no hay respuestas,
- que -de haberlas- éstas no serían tan importantes como para perdurar,
- que cambiarían como yo cambio con el tiempo, conforme envejezco
- que el destino siempre es cruel con los que tienen planes y -especialmente- con los inflexibles,
- que lo importante es el camino -no la meta-
- y que la vida ya es un camino en sí (la madre de todos ellos, sus hijos).
Olvido muchas cosas y, especialmente, lo terrible que sería la vida si todos supieramos quiénes somos, de donde venimos y a donde vamos. Cambiaríamos entonces la incertidumbre por el aburrimiento o, lo que es peor, convertiríamos la vida en un larguísimo examen donde testaríamos nuestra capacidad de realizar al 100% esas potencialidades que tan bien conocemos...
No hay vuelta de hoja.
La incertidumbre está ahi. Es un a priori que rige nuestra experiencia.
Podremos hacer todos los planes que queramos, pero ella seguirá ahí, doliéndonos con su taimada fugacidad. Porque, y después de todo, nuestra naturaleza es un poco incierta, contingente, leve...
También olvido éso.
Necesito recordar, recordarme junto a la más eterna contingencia del mar.
Tumbarme bajo el sol y a la sombra del tiempo.
Reencontrar la sensación de caída en el infinito vacío que encierra cada segundo al pasar.
Necesito unas vacaciones de verdad.
A veces, me sorprendo preguntándome quién soy o de dónde vengo o hacia dónde voy.
Estoy cansado y olvido que:
- no hay respuestas,
- que -de haberlas- éstas no serían tan importantes como para perdurar,
- que cambiarían como yo cambio con el tiempo, conforme envejezco
- que el destino siempre es cruel con los que tienen planes y -especialmente- con los inflexibles,
- que lo importante es el camino -no la meta-
- y que la vida ya es un camino en sí (la madre de todos ellos, sus hijos).
Olvido muchas cosas y, especialmente, lo terrible que sería la vida si todos supieramos quiénes somos, de donde venimos y a donde vamos. Cambiaríamos entonces la incertidumbre por el aburrimiento o, lo que es peor, convertiríamos la vida en un larguísimo examen donde testaríamos nuestra capacidad de realizar al 100% esas potencialidades que tan bien conocemos...
No hay vuelta de hoja.
La incertidumbre está ahi. Es un a priori que rige nuestra experiencia.
Podremos hacer todos los planes que queramos, pero ella seguirá ahí, doliéndonos con su taimada fugacidad. Porque, y después de todo, nuestra naturaleza es un poco incierta, contingente, leve...
También olvido éso.
Necesito recordar, recordarme junto a la más eterna contingencia del mar.
Tumbarme bajo el sol y a la sombra del tiempo.
Reencontrar la sensación de caída en el infinito vacío que encierra cada segundo al pasar.
Necesito unas vacaciones de verdad.
lunes, agosto 02, 2004
Médicos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos... Todos contándonos lo mal que nos cuidamos, que nos alimentamos. Constantemente aconsejándonos pequeños trucos para llevar una vida mejor. Enfrentándonos siempre a nuestra mala dieta, a nuestras insatisfacciones, a nuestra mala salud en potencia.
Y también los ministerios de segunda fila retomando esos discuros para procurarnos campañas y políticas de concienciación: haced más deporte, sí a la dieta mediterránea.
Constantemente intentando cuadrar el precario círculo de nuestro bienestar desde la mentira. Olvidando aspectos más infraestructurales como la precariedad laboral y los salarios bajos (que quizá sea lo que realmente mate de forma directa o indirecta), pero, claro, pagar más por trabajar menos horas (que nos haría sentir a todos mucho mejor) ni se contempla.
Mal pagados, trabajando de sol a sol y dentro de mercados de trabajo cada vez más precarizados, pero éso sí: intentando dejar de fumar, evitando las grasas no saturadas en la dieta, buscando el tiempo suficiente como para realizar una actividad deportiva saludable, reduciendo el stress.
El horror por el bien de nuestra salud.
Y también los ministerios de segunda fila retomando esos discuros para procurarnos campañas y políticas de concienciación: haced más deporte, sí a la dieta mediterránea.
Constantemente intentando cuadrar el precario círculo de nuestro bienestar desde la mentira. Olvidando aspectos más infraestructurales como la precariedad laboral y los salarios bajos (que quizá sea lo que realmente mate de forma directa o indirecta), pero, claro, pagar más por trabajar menos horas (que nos haría sentir a todos mucho mejor) ni se contempla.
Mal pagados, trabajando de sol a sol y dentro de mercados de trabajo cada vez más precarizados, pero éso sí: intentando dejar de fumar, evitando las grasas no saturadas en la dieta, buscando el tiempo suficiente como para realizar una actividad deportiva saludable, reduciendo el stress.
El horror por el bien de nuestra salud.
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