Leo en "Lord Jim", la gran novela de Joseph Conrad: "Estaba ante mi, confiando en que la edad y la sabiduría serían capaces de encontrar la forma de combatir el dolor que produce el contacto con la verdad" Algunas páginas más adelante continúo leyendo: "Es asombroso cómo vamos por la vida con los ojos medio cerrados, lo oídos medio tapados y el pensar adormecido. Y quizás sea para bien. Porque sólo esta forma tan minusválida de existir permite que, a la gran mayoría de nosotros, la vida se nos aparezca amable y tolerable. No obstante y a pesar de todo, unos pocos tienen la desgracia de vivir alguno de esos raros momentos de despertar total en los que vemos, escuchamos y entendemos demasiado, quizá todo -y en un sólo instante-, como en un fogonazo de profunda y escalofriante luz , antes de regresar a ese estado común de tolerable somnolencia." Hablan de Jim. No puedo dejar de leer.
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Los ojos se le abren como escarpias. Un nuevo día. Un día más. Poco a poco las aceras se pueblan de fantasmas de mirada huidiza, sin apenas tiempo que perder. Con prusiana puntualidad, la ciudad se despereza. Insaciable, reclama su diaria ración de carne fresca. A traves de la entreabierta ventana, le llega un murmullo que muy pronto será rugido, un sonido denso y poderoso que pronuncia con impaciencia su nombre y el de otros cientos A pesar del sol, a pesar de los pájaros, a pesar del profundo y marino cielo azul (que ya nadie mira por miedo a tropezar, quizá a parecer estúpido), a pesar de la primavera.