THE PROWLER
Grandes nombres se congregan en torno a "The Prowler": Joseph Losey en la dirección, Robert Aldrich ayudándo a la dirección, John Huston y Sam Spiegel produciendo a través de Horizon Pictures, dos guionistas perseguidos por el Macartismo como Hugo Butler y Dalton Trumbo en el guión y el genial Van Heflin interpretando con su talento habitual al arribista que protagoniza la película.
Casi nada.
Realizada en 1951 por la Horizon Pictures y con evidente alma de modesta producción de serie B, "The Prowler" fue una de esas películas valientes que le pidieron guerra al macartismo en el mejor momento de este.
Se nota la presencia de Butler y Trumbo tras la máquina de escribir.
"The Prowler" nos cuenta desde los esquemas del cine negro la historia de un arribista que encuentra una oportunidad de encontrar su lugar bajo el sol en la playa confortable del sueño americano e intenta aprovecharla.
Web Garwood (Van Heflin) es un veterano de la guerra mundial que trabaja de policía en un opulento distrito de la ciudad de Los Angeles. La denuncia de un merodeador en torno a la casa de Susan Gilvray (Eveline Keyes) le permitirá conocerla y encontrar en ella varias posibilidades de escape, la material y la sentimental, hacia la vida mejor que anhela y que ya no sabe cómo alcanzar.
Para ello Webb sin el menor escrúpulo hará lo que sea preciso y, precisamente, "The prowler" nos cuenta el modo en que Webb seduce a Susan y elimina todos los obstáculos que están a su alcance para conseguir mujer y fortuna,
A través del personaje de Webb, magníficamente interpretado por ese estupendo actor que fue Van Heflin, "The Prowler" nos ofrece ya una visión provocadora y desencantada del sueño americano en los comienzos de la década de los cincuentas, precisamente en el mejor momento del mismo con el inicio del capitalismo de consumo.
Y no es tanto lo que sucede sino la mirada del propio Webb la que introduce ese factor crítico pareciendo que son los propios guionistas los que hablan a través de la mirada entre amargada y cínica de su personaje, un héroe universitario y héroe de guerra que, por lo civil o por lo penal, también quiere su parte del sueño americano.
“No soy bueno, pero no soy peor que los demás. Trabajas en una tienda, robas, Si eres el jefe, no declaras impuestos, millonario, compras votos, abogado, aceptas sobornos… Yo era policía: Utilicé la pistola.“, dice Webb en un momento determinado y cumbre de la película, enfrentado a las consecuencias de haber ido demasiado lejos en busca de su propio sueño.
No es de extrañar que los apóstoles del macartismo se revolvieran en sus sepulcros blanqueados hasta el punto de que el propio Losey tuviera que exiliarse en Europa, donde desarrolló una extraordinaria carrera siempre en las proximidades del cine comprometido.
Lo que se permite o no se permite y a quién se le permite lo que se permite siempre conduce a un discurso de clase.
Como película "The prowler" se deja ver, aunque a veces me resulta demasiado morosa para tratarse de una película de cine negro. Sin disgustarme, no está entre mis favoritas, aunque reconozco que vale más por lo que calla que por lo que muestra.
Entretenida.
Grandes nombres se congregan en torno a "The Prowler": Joseph Losey en la dirección, Robert Aldrich ayudándo a la dirección, John Huston y Sam Spiegel produciendo a través de Horizon Pictures, dos guionistas perseguidos por el Macartismo como Hugo Butler y Dalton Trumbo en el guión y el genial Van Heflin interpretando con su talento habitual al arribista que protagoniza la película.
Casi nada.
Realizada en 1951 por la Horizon Pictures y con evidente alma de modesta producción de serie B, "The Prowler" fue una de esas películas valientes que le pidieron guerra al macartismo en el mejor momento de este.
Se nota la presencia de Butler y Trumbo tras la máquina de escribir.
"The Prowler" nos cuenta desde los esquemas del cine negro la historia de un arribista que encuentra una oportunidad de encontrar su lugar bajo el sol en la playa confortable del sueño americano e intenta aprovecharla.
Web Garwood (Van Heflin) es un veterano de la guerra mundial que trabaja de policía en un opulento distrito de la ciudad de Los Angeles. La denuncia de un merodeador en torno a la casa de Susan Gilvray (Eveline Keyes) le permitirá conocerla y encontrar en ella varias posibilidades de escape, la material y la sentimental, hacia la vida mejor que anhela y que ya no sabe cómo alcanzar.
Para ello Webb sin el menor escrúpulo hará lo que sea preciso y, precisamente, "The prowler" nos cuenta el modo en que Webb seduce a Susan y elimina todos los obstáculos que están a su alcance para conseguir mujer y fortuna,
A través del personaje de Webb, magníficamente interpretado por ese estupendo actor que fue Van Heflin, "The Prowler" nos ofrece ya una visión provocadora y desencantada del sueño americano en los comienzos de la década de los cincuentas, precisamente en el mejor momento del mismo con el inicio del capitalismo de consumo.
Y no es tanto lo que sucede sino la mirada del propio Webb la que introduce ese factor crítico pareciendo que son los propios guionistas los que hablan a través de la mirada entre amargada y cínica de su personaje, un héroe universitario y héroe de guerra que, por lo civil o por lo penal, también quiere su parte del sueño americano.
“No soy bueno, pero no soy peor que los demás. Trabajas en una tienda, robas, Si eres el jefe, no declaras impuestos, millonario, compras votos, abogado, aceptas sobornos… Yo era policía: Utilicé la pistola.“, dice Webb en un momento determinado y cumbre de la película, enfrentado a las consecuencias de haber ido demasiado lejos en busca de su propio sueño.
No es de extrañar que los apóstoles del macartismo se revolvieran en sus sepulcros blanqueados hasta el punto de que el propio Losey tuviera que exiliarse en Europa, donde desarrolló una extraordinaria carrera siempre en las proximidades del cine comprometido.
Lo que se permite o no se permite y a quién se le permite lo que se permite siempre conduce a un discurso de clase.
Como película "The prowler" se deja ver, aunque a veces me resulta demasiado morosa para tratarse de una película de cine negro. Sin disgustarme, no está entre mis favoritas, aunque reconozco que vale más por lo que calla que por lo que muestra.
Entretenida.