Dos días, una noche
Uno de los grandes triunfos del sistema capitalista de consumo es desmontar todos los mecanismos de solidaridad que podrían generar vínculos entre las personas en función de su similar posición en las relaciones de producción. Ahora cada individuo está solo, ocupa el vértice inferior de una enorme pirámide invertida a través del cual el sistema se reproduce. Buena prueba de ellos son estas publicidades de loterías y quinielas en las que las personas ya sólo desean para sí mismas. Llama la atención de que ninguno de esos deseos incluyan a los demás. Parece como si estuviera fuera de lo que es razonable construir con la quiniela de 14 una red de comedores para niños malnutridos en los barrios periféricos de la ciudad. Todo son viajes a Cancún, coches, escapadas. En este sentido, y ya lo he escrito alguna vez, la derrota de las fuerzas políticas y sociales de lo que podríamos llamar izquierda es total. Incluso, en un alarde de fracaso, se contempla con total tranquilidad la posib...