
EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD No es una emoción fácil de describir la que muestra este Jesse James vestido de blanco y negro. En él abunda el sentimiento de hastío ante una manera de vivir que de pronto se ha convertido en un callejón sin salida. En algún momento se cruzó la línea que define el punto de no retorno más allá del cual ya es demasiado tarde para todo. La vida está llena de ellas. Quizá cuando su hermano Frank se marchó al Este debío de ser el momento de dejarlo, pero quién sabe cuándo es el momento oportuno para abandonar. No es fácil ser tan listo. Pero también se intuye sobre las espaldas de James la invisible pero cada vez más pesada carga de la púrpura de la leyenda. Como si progresivamente dejara de ser él mismo para convertirse en ese otro del que todos hablan, al que todos indistintamente admiran y temen. Un sentimiento extraño sentir que uno ya no se pertenece a sí mismo sino a todos... Alienación, cansancio, por todas partes la impresión c...