EXPLOSIÓN ATÓMICA BAJO EL MAR
domingo, febrero 28, 2010
EL CEBO
En un momento de la película "El tercer hombre" (que no del libro), Harry Lime, su protagonista, dice que 500 años de democracia y paz sólo han conseguido que Suiza produzca el reloj de cuco. Nunca he tenido muy claro si se trataba de una crítica o de una alabanza, peor lo único cierto es que esos cinco siglos le han dado al país alpino para más... Por ejemplo, para arrojar a la existencia a Friedrich Dürrenmatt, uno de esos autores que nadie conoce pero que su obra resulta ser capital contemplada en el largo plazo de la historia.
"El cebo" se basa en un pequeño relato corto de Dürrenmatt llamado "La promesa" y en el se nos cuenta la historia de la investigación que un inspector de policía retirado lleva a cabo para atrapar a un psicópata asesino de niñas.
El cadáver de la niña en torno a cuya muerte se construye la historia es encontrado por un buhonero (interpretado por un magnífico de Michel Simon) y durante la primera parte de la historia asistimos a la progresiva incriminación de este inocente en base a pruebas circunstancias y por parte de los policías encargados de la investigación. Se trata de una injusticia manifiesta que los policías perpetran con la sobrecogedora tranquilidad de estar haciendo el trabajo de cada día.
Acompañados por el ya jubilado inspector Mathei (Heinz Rühman) ninguno de ellos se hace preguntas. Se encuentran demasiado ocupados intentando encajar las piezas que les suministra la realidad en un relato que les resulta creíble sin preocuparse por el hecho principal, que ese relato responda a la realidad de lo que ocurrió.
En esta inquietante primera parte, el trabajo policial se nos muestra como un burocrático trabajo en el que la verdad se construye a través de la ruptura del eslabón más débil, que en este caso es el pobre buhonero que, aún no siéndolo, lo tiene todo para ser el culpable y por esto mismo termina siéndolo.
El inspector Mathei es diferente al resto de sus compañeros. Como comenta con resignación ante la necesidad de dar la mala noticia a los padres de la niña asesinada, es él quién siempre lo hace y esta ocasión no va a ser diferente del resto. En él hay un interés que va más allá del simple cumplimiento con las obligaciones de su trabajo, un interés que le lleva a ser siempre voluntario en las situaciones donde nadie está obligado a hacer más.
Mathei es diferente, permanece atento y esa atención le llevan a ponerse en un camino diferente en base a una serie de casualidades que se convierten en las piezas de un puzzle que, poco a poco, empiezan a encajar en su mente.
Ninguno de sus compañeros le escuchará. Ya no se hacen más preguntas. Han encontrado ya a un estupendo culpable que cumple con los requisitos circunstanciales para ser tal. No hay por qué ir más allá. Pero el compromiso de Mathei con los padres de la niña muerta le hará continuar por su cuenta con la investigación posponiendo la investigación.
Y es aquí donde la historia se pone más interesante, porque del mismo modo que los compañeros de Mathei hacen todo lo posible para encontrar un culpable, el inspector hará lo mismo. Ambos comparten la misma ética de medios para conseguir sus fines.
El fin justifica los medios y, del mismo modo que sus compañeros convierten a un inocente en culpable, Mathei utilizará a una niña como cebo para atrapar al asesino.
La sencillez de la historia que se nos cuenta en "El cebo" sólo es aparente. Bajo ella palpitan planteamientos de envergadura que atañen a la justicia como ideal y la material corporeidad de los hombres encargados de aplicarla, una material corporeidad que les lleva a utilizar métodos dudosos para conseguir el objetivo final.
Del mismo modo que en "La visita de la vieja dama" los habitantes del pueblo encuentran una razón para asesinar al viejo amor de la dama a cambio de la riqueza que ella les ofrece, los policías de "El cebo" encuentran justificación en conductas que convierten a los inocentes en medios para conseguir determinados fines, en este caso el esclarecimiento de una serie de crímenes.
La preocupación de Dürrenmatt por la justicia abarca no solo los fines sino también los medios que se utilizan para conseguirlos y el modo en que se disfraza el interés propio en racionalizaciones que sirven como coartada.
Y sólo nos parece que el inspector es mejor que el criminal al que persigue por la bondad del fin que aquel persigue. Pero, y como Dürrenmatt sugiere en el cuento, imaginémonos por un momento que no hay un final feliz para esta historia... El proceder de Mathei no nos parecería tan bueno.
En Dürrenmatt el animal humano aparece en lugares donde el sueño de la razón moderna no le supone estar ni tampoco le espera.
En "El cebo" una obsesión atrapa a otra y la razón que revista de respetabilidad al funcionamiento de las instituciones se convierte en una mascara que oculta deformados grises en huecograbado.
IF THEY MOVE KILL'EM!
La principal sensación que me deja la lectura de esta biografía del director de cine norteamericano Sam Peckinpah es la de un hombre cuya actitud vital bien podía pasar perfectamente por los modos y las formas de los personajes que protagonizan sus películas.
Como en todo creador que se precie hay mucho de él en el Pike Bishop de "Grupo Salvaje" o en el Billy el Niño y en el Pat Garrett de "Pat Garrett y Billy the kid"... Todos y cada uno de esos personajes, con su conflicto ante un mundo que les rebasa, se convierten en proyecciones idealizadas de la propia personalidad compleja y atormentada de Peckinpah. Y son ideales principalmente porque verbalizan los motivos que subyacen en ese conflicto que les llevan a desesperadas batallas por una causa perdida que es la propia.
En un principio, y por origen, hijo de un prestigioso abogado de la costa Oeste, Peckinpah no tenía ningún motivo para convertirse en un "outsider" pero, y de algún modo que el libro de Waddle no consigue presentar de una forma clara (seguramente porque nadie ni el propio Peckinpah tenga una explicación), la biografía del director norteamericano no es otra cosa que un largo viaje hacia la noche en el que la descomposición de un ser humano es la principal protagonista.
Felizmente casado, escritor de éxito, prestigioso realizador televisivo, gran promesa del cine de la década de los sesentas con la fulgurante aparición de "Duelo en la Alta Sierra"... pero nada de éso pareció significar nada para un Peckinpah que se perdía en los pliegues de su propia oscuridad cada vez que repicaban las campanas de su propia medianoche, escapando y enfrentando a sus propios y personales fantasmas.
Al mismo tiempo que crece un exitoso Peckinpah emerge, en paralelo, un oscuro anti-Peckinpah que destruye todo cuanto toca y especialmente la propia carrera con proyectos que siempre resultaban demasiado caros, que siempre se convertían en demasiado difíciles y complejos por mor de un perfeccionismo creativo casi enfermizo, un perfeccionismo que, por ejemplo, le llevó en "Grupo Salvaje" a exigir que el sonido de los disparos de cada arma que se usaba fuera el propio, personal e intransferible.
Da la impresión que el cuerpo y el alma de Peckinpah son el campo de una batalla sin concesiones entre los impulsos destructivos y constructivos, una batalla que duró mientras Peckinpah vivió y en la que nadie que estuviera a su alrededor podía permanecer neutral. Resulta muy gráfica la escena que Waddle cuenta de Peckinpah encerrado en la habitación de su hotel durante el rodaje de "Traiganme la cabeza de Alfredo García" disparando una y otra vez contra su imagen reflejada en el espejo... Ni siquiera su propio reflejo resultaba indemne y quizá, en opinión del director norteamericano, fuese el principal culpable.
No se si es una virtud o defecto del libro, pero Peckinpah se nos muestra como un fascinante misterio capaz de herir, incluso a los que más ama, pero también de crear en el sentido más amplio de la expresión una experiencia artística basada en ese magma emocional que día a día le destruía conminándole en una cada vez más espesa jaula de impenetrable soledad.
Y aunque parezca mentira, la escena final de "Grupo Salvaje", ese momento de locura en el que Pike Bishop decide disparar y disparar dejándose llevar por un primario impulso de violencia tiene mucho de la actitud autodestructiva ante la vida del propio Peckinpah, un impulso que paradójicamente le llevó a construir unas cuantas obras maestras memorables y a dejar un imborrable recuerdo, no precisamente de odio, entre aquellos que le padecieron y conocieron.
Como escribió Jung:
"El hombre creador es un enigma que podríamos dilucidar de varias maneras, aunque siempre sería en vano...
El arte es una especie de impulso innato que se apodera de un ser humano y lo hace su instrumento. El artista no es una persona dotada de libre albedrío que busca sus propios fines, sino que permite al arte realizar sus propios fines por su intermedio. Como ser humano podrá tener caprichos, voluntades y objetivos personales, pero como artista es un hombre en el sentido más elevado, un hombre colectivo, aquel que lleva y moldea la vida psíquica inconsciente del género humano. Para realizar este difícil destino es necesario sacrificar a veces la propia felicidad y todo aquello que hace a la vida digna de ser vivida para el ser humano común...
La vida de un artista sólo puede ser una vida de conflictos, porque en su interior hay dos fuerzas en pugna, por un lado el anhelo natural de felicidad, de satisfacción y seguridad en la vida, por el otro una pasión avasalladora de crear, que puede ir muy lejos, hasta sobrepasar todo deseo personal. La vida del artista, por regla general, es altamente insatisfactoria - por no decir trágica -en el aspecto humano. Difícilmente hay excepciones a la regla de que una persona debe pagar caro el don divino del fuego creador..."
(El hombre moderno en busca de su alma, Carl Gustav Jung)
Jung parecía pensar en Peckinpah cuando escribió estas líneas... Y de algún modo todos los que le conocieron y cuyas opiniones figuran en el libro también tenían la triste sensación de estar ante algo terrible, pero al mismo tiempo se sentían seducidos de forma irremediable ante la bruta manifestación de un talento que, en su pugna por emerger, destruía al propio vehículo de transmisión... su propia vida... su propia persona. Y ese magnetismo impregna de principio a fin toda su obra. Yo mismo siento esa fuerza cada vez que regreso a ella, una obra que con enloquecida lucidez ahonda en las profundidades que constituyen ese complejo misterio llamado ser humano.
Sam Peckinpah es un artista mayor. No me cansaré de decirlo.
El poder de su obra va más allá del cine... Se hunde en la levedad de un ser humano sometido al tremendo efecto destructor que sus propias contradicciones le infringen en un mundo demasiado ancho y demasiado ajeno, dentro de un tiempo que pasa demasiado pronto, que aun así no se cansa de perseguir su propia sombra y que incluso, cuando ya no hay nada que perseguir, la rutina de la propia acción de perseguir termina convirtiéndose en la única, precaria y desesperada seña de identidad.
Lo principal en Peckinpah es telúrico. La conmoción que las imágenes producen porque vehiculizan significados inpronunciables como en la secuencia final de "La balada de Cable Hogue" cuando el coyote bebe en el arroyo y la cámara se aleja para enmarcar la soledad de un espacio vacío.
Acabado para la industria, el propio Peckinpah terminó sus días persiguiendo la posibilidad de una última película aun cuando está quizá no fuese a existir nunca.
Sólo persiguiendo.
viernes, febrero 26, 2010
El origen de la materia...
"Sin embargo, muy recientemente, parece que se ha encontrado una salida posible a este dilema. Aunque en las condiciones del laboratorio la creación de la materia y la antimateria es siempre simétrica, en las temperaturas extremadamente altas del Big Bang es posible que estuviera permitido un ligero exceso de materia. Esta idea proviene de una línea teórica de investigación que intenta proporcionar una descripción unificada de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza (un tema que será discutido más a fondo en el capítulo 11). De acuerdo con los cálculos teóricos, a una temperatura de mil millones de billones de grados, temperatura que únicamente se podría haber alcanzado durante la primera billonésima de segundo, por cada mil millones de antiprotones se habrían creado mil millones de protones más uno. De manera semejante, los electrones habrían superado en número a los positrones por una parte en mil millones.
Este exceso, aunque ínfimo, podría haber sido crucialmente importante. En la carnicería subsiguiente, los mil millones de pares de protones y antiprotones se habrían aniquilado mutuamente, pero el único protón desapareado habría sobrevivido junto con el solitario electrón. Estas partículas sobrantes (casi un capricho de la naturaleza) se convirtieron en el material que, con el tiempo, formaría toda: las galaxias, todas las estrellas y los planetas y, por supuesto, a nosotros mismos. De acuerdo con esta teoría, nuestro Universo procede de un insignificante residuo de materia no equilibrada que sobre vive como un vestigio del primer instante de la existencia."
Este exceso, aunque ínfimo, podría haber sido crucialmente importante. En la carnicería subsiguiente, los mil millones de pares de protones y antiprotones se habrían aniquilado mutuamente, pero el único protón desapareado habría sobrevivido junto con el solitario electrón. Estas partículas sobrantes (casi un capricho de la naturaleza) se convirtieron en el material que, con el tiempo, formaría toda: las galaxias, todas las estrellas y los planetas y, por supuesto, a nosotros mismos. De acuerdo con esta teoría, nuestro Universo procede de un insignificante residuo de materia no equilibrada que sobre vive como un vestigio del primer instante de la existencia."
(Paul Davies, Dios y la nueva física)
Tengo que reconocer que Pérez Reverte pone el dedo en la llaga... una compleja llaga que hoy en día nos duele mogollón...
"Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?
- Hombre, Arturo...
- Sí, el español es históricamente un hijo de puta, pero para comprenderlo, para aceptarlo, para quererlo, con lo bueno y lo malo -ahí está también su generosidad, su capacidad de olvidar y de perdonar, de empezar de nuevo- hace falta conocer sus tres mil años de desarrollo y no un pequeño periodo en el cual por sí solo no explica nada.... Me parece muy bien la Ley de Memoria Histórica, pero necesita tener una letra pequeña, un apéndice que la contextualice... Yo soy de Cartagena, y en Cartagena, que era zona roja, hubo de todo, hubo represión brutal de los milicianos y represión brutal de los falangistas. Y a mí, cuando era pequeño, me contaron las dos represiones, las dos; por eso, hablar de unos buenos y otros malos a estas alturas... Cualquiera que haya leído historia de España sabe que aquí todos hemos sido igual de hijos de puta, TODOS.
- No sé si sólo es cuestión de incultura...
- Si este país no fuese un país analfabeto, cuando a la gente le dicen: estos son los buenos y estos los malos, diría, ¡no me cuentes historias, que yo sé muy bien de qué estamos hablando, que yo he leído, que sé que no, que sé que los carlistas, y sé que los isabelinos, y sé que Fernando VII y sé que la Constitución, y sé que los nacionales, y los rojos, y sé que los socialistas, y sé que los comunistas... Que yo sé! El problema es que España es un país inculto, España es un país gozosamente inculto, es un país deliberadamente inculto, que disfruta siendo inculto, que hace ya mucho tiempo que alardea de ser inculto, y con gente así, esa Ley de Memoria Histórica es ponerle una pistola en la mano. No estamos preparados para leyes como ésas.
“¿Sabes realmente cuál es mi lamento histórico? Es que aquí nos faltó una guillotina al final del siglo XVIII. El problema de España, a diferencia de Francia, es que no hubo una guillotina en la Puerta del Sol que le picara el billete a los curas, a los reyes, a los obispos y a los aristócratas... y al que no quisiera ser libre le obligara a ser libre a la fuerza. Nos faltó eso, pasar por la cuchilla a media España para hacer libre a la otra media. Eso lo hemos hecho luego, hemos fusilado tarde y mal, y no ha servido de nada. El momento histórico era ése, el final del XVIII. Las cabezas de Carlos IV y de Fernando VII en un cesto, y de paso las de algunos obispos y unos cuantos más, habrían cambiado mucho, y para bien, la Historia de España. Nadie lo hizo, perdimos la ocasión, y aquí seguimos todavía, arrastrando ese lastre que nos dejaron aquellos que sobrevivieron y que no tenían que haber sobrevivido”. "
(Leer más)
"Mi memoria histórica tiene tres mil años, ¿sabes?, y el problema es que la memoria histórica analfabeta es muy peligrosa. Porque contemplar el conflicto del año 36 al 39 y la represión posterior como un elemento aislado, como un periodo concreto y estanco respecto al resto de nuestra historia, es un error, porque el cainismo del español sólo se entiende en un contexto muy amplio. Del año 36 al 39 y la represión posterior sólo se explican con el Cid, con los Reyes Católicos, con la conquista de América, con Cádiz... Separar eso, atribuir los males de un periodo a cuatro fascistas y dos generales es desvincular la explicación y hacerla imposible. Que un político analfabeto, sea del partido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable de memoria histórica porque le contó su abuelo algo, no me vale para nada. Yo quiero a alguien culto que me diga que el 36 se explica en Asturias, y se explica en la I República, y se explica en el liberalismo y en el conservadurismo del XIX... Porque el español es históricamente un hijo de puta, ¿comprendes?
- Hombre, Arturo...
- Sí, el español es históricamente un hijo de puta, pero para comprenderlo, para aceptarlo, para quererlo, con lo bueno y lo malo -ahí está también su generosidad, su capacidad de olvidar y de perdonar, de empezar de nuevo- hace falta conocer sus tres mil años de desarrollo y no un pequeño periodo en el cual por sí solo no explica nada.... Me parece muy bien la Ley de Memoria Histórica, pero necesita tener una letra pequeña, un apéndice que la contextualice... Yo soy de Cartagena, y en Cartagena, que era zona roja, hubo de todo, hubo represión brutal de los milicianos y represión brutal de los falangistas. Y a mí, cuando era pequeño, me contaron las dos represiones, las dos; por eso, hablar de unos buenos y otros malos a estas alturas... Cualquiera que haya leído historia de España sabe que aquí todos hemos sido igual de hijos de puta, TODOS.
- No sé si sólo es cuestión de incultura...
- Si este país no fuese un país analfabeto, cuando a la gente le dicen: estos son los buenos y estos los malos, diría, ¡no me cuentes historias, que yo sé muy bien de qué estamos hablando, que yo he leído, que sé que no, que sé que los carlistas, y sé que los isabelinos, y sé que Fernando VII y sé que la Constitución, y sé que los nacionales, y los rojos, y sé que los socialistas, y sé que los comunistas... Que yo sé! El problema es que España es un país inculto, España es un país gozosamente inculto, es un país deliberadamente inculto, que disfruta siendo inculto, que hace ya mucho tiempo que alardea de ser inculto, y con gente así, esa Ley de Memoria Histórica es ponerle una pistola en la mano. No estamos preparados para leyes como ésas.
“¿Sabes realmente cuál es mi lamento histórico? Es que aquí nos faltó una guillotina al final del siglo XVIII. El problema de España, a diferencia de Francia, es que no hubo una guillotina en la Puerta del Sol que le picara el billete a los curas, a los reyes, a los obispos y a los aristócratas... y al que no quisiera ser libre le obligara a ser libre a la fuerza. Nos faltó eso, pasar por la cuchilla a media España para hacer libre a la otra media. Eso lo hemos hecho luego, hemos fusilado tarde y mal, y no ha servido de nada. El momento histórico era ése, el final del XVIII. Las cabezas de Carlos IV y de Fernando VII en un cesto, y de paso las de algunos obispos y unos cuantos más, habrían cambiado mucho, y para bien, la Historia de España. Nadie lo hizo, perdimos la ocasión, y aquí seguimos todavía, arrastrando ese lastre que nos dejaron aquellos que sobrevivieron y que no tenían que haber sobrevivido”. "
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DINITROTOLUENO
Puede que me equivoque, pero creo que la pista del Dinitrotolueno es una vía muerta y lo afirmo porque me parecen razonables los argumentos que tiran de sumario para responder a las páginas de El Mundo:
"Hay que llegar al final del cuarto párrafo para encontrar un dato fundamental en el informe: el misterioso DNT aparece en todas las muestras, incluso –oh, sorpresa– en la Goma 2 Eco que se envió desde la mina asturiana como patrón para que los peritos comparasen si, en efecto, ese explosivo era igual al que se usó en el 11-M. Y sí: la Goma 2 Eco de mina Conchita etiquetada como Goma 2 Eco tiene los mismos ingredientes –incluso el inesperado DNT- que lo que estalló en los trenes y en Leganés, lo que se encontró en la vía del AVE, la mochila de Vallecas y los distintos restos que aparecieron en la furgoneta Kangoo y en la finca donde se prepararon los explosivos. Blanco, en botella, en la nevera y con una vaca pintada en la etiqueta. ¿Será Titadyn?
A partir de este punto, queda el único misterio de saber cómo llegó el DNT a contaminar esa partida de Goma 2 Eco."
(Leer más)
Lo apuntado me convence y la sorpresa con que los técnicos reciben la noticia (y que tanto partido se le extrae para reforzar el propio argumento) sólo puede entenderse desde el punto de vista del desconocimiento de la excepcional cualidad que acompañaba a los explosivos usados en el atentado... Su contaminación. En aquel momento no se conocía el origen de la partida ni mucho menos sus peculiares características químicas... Y en este sentido es lógica la sorpresa de los técnicos, aunque alguno de ellos apunte que esa traza es pequeña y no representativa. En cualquier caso es perfectamente comprensible que en aquel momento se dudara de la naturaleza del explosivo.
Y el valor de ese vídeo dentro del sumario no debe analizarse por si mismo sino en relación con otra serie de informaciones que lo complementan, refuerzan y/o corrigen, que es como deben hacerse las cosas cuando uno quiere saber. No desde la teoría que, sin tener en cuenta las características específicas de la realidad sobre la que se aplica, se aplica de una forma interesada. Y esa realidad implica la excepcionalidad de la contaminación que es el elemento invalidante del contenido principal del vídeo.
Otra cosa sería que se demostrara que en realidad no se dieron las condiciones para la contaminación en el lugar de fabricación o que la procedencia del explosivo no fuera la que se acredita. Por eso y para tener verdadero sentido, el contenido de este vídeo es dependiente de otros que en absoluto son llamados a colación... Pero de eso nada se habla y éso es lo sospechoso porque la perversión está en analizar un hecho por si sólo.
Y desde luego otra cosa también es la incomodidad que pudiera suscitar la presencia del dinitrotulueno y su posible ocultación en un procedimiento que se busca allanar de cualquier manera, para cerrarlo cuanto antes sin tener en cuenta las formas, cercenando con una guillotina los flecos que sobresalen de la forma perfecta que compone el terminado volumen, porque la justicia es una cuestión de fondo, pero también una cuestión de formas. Y para mi esa es la mayor gravedad que se puede desprender del descubrimiento de estos vídeos, el consecutivo y posible descubrimiento de una serie de individuos dispuestos a ponerles las cosas fáciles a sus respectivos amos, deseosos de bailar el son que quieren escuchar y que para sus oídos está siendo tocado. El clientelismo y la chapuza, quizá el abuso de poder. Asuntos también graves pues nada debe ser ocultado ni disimulado en la investigación de un sumario.
Estoy convencido que, en cuestión de máximos, la sentencia del 11-m acierta en la dirección hacia la que dispara. Harían falta otras revelaciones de más enjundia para comprometer ese sentido general y global. De lo que no estoy tan convencido es que se haya acertado en los mínimos y que el tratamiento de ciertos temas y pruebas haya sido el profesionalmente correcto. De estos errores que, sigo manteniendo, estoy seguro aparecen en todos los sumarios de enjundia algunos se alimentan todavía para confundir la consistencia de las contradicciones y defectos con algo mucho más serio.
A fecha de hoy y con la información de la que se dispone, estoy convencido de que la suma de los errores y mentiras que se descubran no alterarán el resultado final del producto.
Y por supuesto aquellos que lo consideren oportuno tienen derecho a exigir que se hagan esos ajustes que depuren responsabilidades y perfeccionen el proceso consiguiendo una tranquilidad que merecen. Estamos en un estado de derecho... aunque escuchando ciertas cosas me conformaría con que viviéramos en un estado del sentido común.
jueves, febrero 25, 2010
miércoles, febrero 24, 2010
"Por ejemplo, recuerdo que todos los grupos políticos de la oposición a la victoriosa UCD aceptaron las leyes de amnistía. Me parece recordar que sólo la rechazaban importantes facciones del Ejército y la ultraderecha, que dejaron de tener significación política después del 23 de febrero de 1981."
Los recuerdos de Canetti... magnífico artículo de Jorge Martínez Reverte que, para mi gusto, pone las cosas en su justo término en lo que atañe al tema de la memoria histórica que igual es una evidente huella de la existencia de una ultraizquierda (si me empeño en ver las cosas sin sentido común).
"Los jueces no asociados, la mitad de los 4.500 que trabajan en España, tienen escasas posibilidades de ocupar altos cargos en la administración de Justicia. En el último año y medio, el Consejo General del Poder Judicial no ha elegido a ningún juez sin adscripción a una asociación para el Supremo, la Audiencia Nacional o las presidencias de Tribunales Superiores de Justicia (aunque sí de sala) o Audiencias Provinciales.
Los recuerdos de Canetti... magnífico artículo de Jorge Martínez Reverte que, para mi gusto, pone las cosas en su justo término en lo que atañe al tema de la memoria histórica que igual es una evidente huella de la existencia de una ultraizquierda (si me empeño en ver las cosas sin sentido común).
Como brillantemente expresó uno de los bomberos en la comisión parlamentaria que investiga el incendio de Horta... Ustedes me dan miedo... Y lo dijo refiriéndose a nuestros políticos. Mirándoles a la cara, a su ilimitado afán de politizarlo todo, de someterlo a su rigurosa sofistica basta que persigue el claro objetivo doble de salir indemne y de perjudicar al enemigo... La guerra civil o un incendio... Todo vale para poner sobre el tablero de la política:
"Ustedes me dan miedo", ha espetado Muria, que ha agregado que comparte la "rotundidad" con la que sus compañeros de los Graf abroncaron ayer a los políticos, a los que acusaron de convertir la tragedia de Horta de Sant Joan en una batalla política y mediática con tintes electoralistas.
Ya era hora de que alguien se atreviera a llamar a las cosas por su nombre, que algún miembro de la sociedad civil les pusiera en su lugar porque sin actitudes responsables y ciudadanas como la sucedida en el parlamento catalán pasan estas cosas:
La denuncia de José Manuel Gómez Benitez, vocal del Poder Judicial, sobre los amaños entre miembros del sector progresista y del sector conservador para elegir a amigos o afines a sus asociaciones en los principales cargos judiciales ha desatado una tormenta en el órgano de gobierno de los jueces. Gómez Benítez presentó el martes su dimisión por escrito como miembro de la Comisión de Calificación (la que hace una primera selección de jueces aspirantes a alto cargo) y denunció el mercadeo que existe entre una facción de su propio grupo y el conservador para repartirse los altos cargos de la judicatura."
(Más)
Me llena de esperanza este gesto tan valiente y tan sincero de los bomberos catalanes, de Juan José Muría. Sus palabras son lo mejor que le ha sucedido a este país en mucho tiempo.
Entre otras cosas nos ayudarán a evitar que acaben existiendo en nuestro país charcuteros conservadores y charcuteros progresistas.
martes, febrero 23, 2010
"Stevenson, otro escritor sabio, pero de frágil salud y disipada vida, conminado por su médico a cambiar de hábitos si no quería morir joven, le dijo:
-Doctor, siempre se muere joven."
(El blog de Fernando Sánchez Dragó)
-Doctor, siempre se muere joven."
(El blog de Fernando Sánchez Dragó)
Frente a un Zapatero bohemio y soñador que no entiende por qué en la baraja solo hay cuatro ases cuando juega el presidente y que últimamente se ha visto obligado a ensayar la mejor de sus miradas magnum de preocupación, el Partido Popular nos propone la mediocridad de un Bartleby dispuesto a hacer muy pocas cosas... Sólo reaccionar, esperar, arriesgar lo mínimo temiendo siempre la alargada sombra fantasmal de una derrota y esperando que las circunstancias cumplan con su parte y le hagan el trabajo.
No se puede decir que no han nacido aquí.
Son pura antropología hispánica.
No se puede decir que no han nacido aquí.
Son pura antropología hispánica.
LA DANZA DE LOS MAESTROS DE WU LI
Me gusta leer libros de física. Encuentro estimulante su lectura.
No tengo formación en Física y hay muchas cosas que no comprendo, pero, aún así, los sigo leyendo. Y lo hago como si fuera poesía. Sobrevolando con la mirada el texto en busca de significados que llamen mi atención, que la seduzcan con la interesante forma de la idea que se asoma en las palabras que la dibujan sobre el blanco papel.
Para mi la Física es una especie de ficción científica de la filosofía, de las ideas que intentan dar cuenta de los aspectos más esenciales del mundo que nos rodea y en este sentido nunca me defrauda. Siempre encuentro trazas, puntos de fuga que abren el pensamiento a enormes e insondables territorios donde las cosas tienen otro nombre.
Y tengo que confesar que la lectura del libro de Gary Zukav ha sido una de las lecturas más estimulantes y entretenidas que he tenido en mucho tiempo.
Escrito en la década de los setentas del siglo pasado, no puede decirse que esté a la última. No se mencionan las supercuerdas ni las membranas. Pero si presenta de la forma más clara que he visto, algo que de por sí es complejo, incluso más que complejo puesto que su esencia está más allá de nuestra forma de percibir las cosas.
"La danza de los maestros del Wu Li" nos cuenta la historia del esfuerzo del hombre por conocer lo microscópico, un esfuerzo que le enfrenta a los límites de su capacidad para percibir las cosas y le sitúa ante la intuición de una realidad que está más allá del espacio y del tiempo y de la que dimanan estos dos a prioris de nuestra percepción en los que nosotros existimos como una consecuencia cuya razón de ser se nos escapa.
Y lo más fascinante del libro es que quizá la propia ciencia concebida como instrumento de conocimiento se nos queda corta para comprender algo que seguramente no pueda ser comprendido porque para hacerlo tendríamos que convertirnos en una Alicia que atraviesa un imposible espejo para situarse, si eso es posible, en un inconcebible otro lado.
Y ese otro lado parece ser una extraña red de energía con la que el único contacto que tenemos son las partículas, concebidas en el libro como puntos de rozamiento entre esa realidad y la nuestra producidos por nuestro esfuerzo por conocerla, la única manera en que podemos percibir desde este lado del espejo la incomprensible complejidad de esa realidad que, al mismo tiempo, es la base sobre la que se sustenta la nuestra. Porque no podemos estar seguros de que esas partículas existan cuando no estamos allí para mirarlas. Solamente que se nos aparecen como fantasmas cuando hacemos todo lo necesario para verlas, aceleradores de partículas incluidos.
Fascinante.
Pero esto no es todo, Zukav cree que, paradójicamente, la física conduce al mismo terreno de intuiciones de donde nacen las filosofías orientales más antiguas y utiliza algunos capítulos del libro para mostrarnos los sorprendentes paralelismos entre las concepciones hinduistas y budistas del mundo con la visión que de la realidad tiene la física cuántica. Y las conclusiones son sorprendentes de una forma muy, muy estimulante. La principal de todas que la comprensión del todo jamás será posible con la ciencia, que estará eternamente intentando comprender ese todo parte a parte, sino a través de mecanismos tan poco fiables para el hombre de hoy como la intuición y la sensibilidad.
"Los físicos empezaron a darse cuenta de que sus descubrimientos exigirían una reformulación radical de la mayor parte de los aspectos fundamentales de la realidad. Aprendieron a enfocar sus temas de un modo totalmente nuevo e inesperado, que parecía alcanzar un elevado sentido común y acercarse más al misticismo que al materialismo"
(Paul Davies)
Por todo ésto y por más, "La danza de los maestros de wu li" es uno de esos escasos libros capaces por sí solos de abrir un mundo al lector, en este caso, el mundo del infinito que permanece inalcanzable al otro lado del espejo que los investigadores de la física cuántica apenas alcanzan a tocar.
El sólo contacto con la realidad política de nuestro país crispa, incluso es suficiente con contemplarlo desde fuera para ponerse enfermo.
Apenas hay referentes de estabilidad, de sentido común.
Impera la sofistica orientada a objetivos, unos objetivos que en absoluto son altruistas sino que están al servicio de llenar hasta arriba las más variadas cestas de la compra.
Nadie escucha.
Todo el mundo habla.
Se limita a decir con calculada irritación o ensayada tranquilidad lo que quiere decir y en contra de quién ha planeado decirlo.
De algún modo me recuerda a un patio de colegio donde cientos de niños juegan cientos de partidos en cientos de campos que se superponen los unos sobre los otros.
Nos vendría bien un poco de un imposible silencio monacal, un poco de cordura y entre los participantes un poco más de fuerza de voluntad para subordinar el propio interés personal a alguna idea constructiva y altruista que no sólo incluya a los propios.
La comunicación como concepto está matando el debate público.
Las personas se están convirtiendo en terminales que publicitan discursos monolíticos que se pronuncian intransigentes a través de sus labios de alquiler.
Es curioso.
Nadie discrepa de sí mismo.
Todo el mundo lo tiene muy claro.
Y la principal consecuencia es que el debate público no es de fiar.
Se ha convertido en un mercado persa donde los discursos compiten entre sí y, como bien decía el olvidado Marx, en el mercado prima el valor de cambio. No su valor de uso, de verdad, sino aquello que quienes tienen necesidad de comprarlo están dispuestos a dar por él y en este sentido aspectos como la oportunidad o la necesidad se convierten en igual de relevantes.
lunes, febrero 22, 2010
SHUTTER ISLAND
No me convence "Shutter Island".
Supongo que debe ser de esas películas que se comprenden mejor la segunda vez que se ven. Imagino que uno podrá entonces, y sabiendo lo que sabe, descubrir la distancia que separa la delirante ficción que vive el Marshall Daniels (Leonardo di Caprio) y la mentira que representan ante él todos y cada uno de los personajes que le salen al paso en la realidad de su investigación o en sus atormentados sueños.
"Shutter Island" nos cuenta la historia de dos agentes del FBI que acuden a un psiquiátrico construido en una isla cercana a las costas de Nueva Inglaterra para investigar la misteriosa desaparición de uno de los pacientes. La opresiva atmósfera del lugar y las ocultas intenciones de Daniels terminarán orientando el relato hacia un progresivo enloquecimiento que culminará en un no demasiado sorprendente giro final.
Para mi gusto, la retorcida estructura narrativa de "Shutter Island" era más apropiada para un director tan complejo y oblicuo como David Fincher. Y hasta cierto punto, la película nos cuenta la historia de un personaje de Scorsese metido en el desesperante laberinto de una película de David Fincher.
Es complicado mostrar en el cine un delirio total. Después de todo, el cine muestra al personaje dentro de un entorno que reacciona ante él, que parece real puesto que el cine necesita un efecto de realidad para funcionar. Y es difícil transmitir que lo que el espectador ve/espía cómodamente sentado en su butaca tiene una doble faceta. Por un lado, es imaginado por el protagonista y por otro es real. Y en este sentido la película tienta demasiado su difícil suerte desarrollando una investigación demasiado larga en la que lo imaginado y lo real se confunden en la mente del protagonista y también en la mirada del espectador.
Además ese nivel confuso de lo denotativo, lo que las imágenes muestran, se complica introduciendo un segundo nivel, directamente irreal y alucinatorio, que, de forma inevitable y directa, confiere a ese nivel primero un inmediato efecto de realidad. Algunas de las cosas que Daniels ve se muestran claramente al espectador como alucinaciones mientras que otras, mas cotidianas, no son mostradas como tales (aun siéndolo). La presencia de estos dos niveles narrativos es excesiva. Entre engaños y autoengaños la película no muestra nada real si bien, y por circunstancias esenciales del modo en que la historia está contada, uno de los niveles deviene en inevitablemente real por comparación con el otro.
Y en este sentido, "Shutter Island" es una especie de viaje en avión en el que el espectador debe dejarse llevar abandonando toda posibilidad de entender lo que está sucediendo, aunque intuya que algo que no es normal sucede en torno a Daniels. Lo único que le queda es renunciar a la interpretación y fascinarse o sobrecogerse con la atmósfera extraña que Scorsese recrea en torno a las andanzas de Daniels por toda la isla. Esperando que el avión tome tierra.
Y todo esto estaría bien si la toma de tierra no fuese demasiado brusca, un giro argumental demasiado rápido (y que resulta un tanto irreal para un espectador que desconfía ya de cualquier imagen) para una historia que, y para más inri, parece empezar ahí, justo cuando la película parece terminar. Demasiado rápido y también demasiado decepcionante porque hay una explicación para todo, una explicación lógica para algo que el espectador no ha podido entender perdido en un confuso salto entre niveles de realidad e irrealidad.
Una vez que el espectador conoce el por qué de todas las cosas, la fascinación desaparece reemplazada por otra, la que siente hacia un Daniels que hace lo que hace por una buena y estupenda razón cuyo desarrollo le deja con la miel en los labios. Un personaje que dice que prefiere vivir como un monstruo a morir como un hombre, y que lo dice donde lo dice, bien merecería veinte minutos más de película que perfectamente se podrían restar de un previo crescendo de visitas y situaciones que resulta demasiado reiterativo.
Para mi gusto, "Shutter Island" se recrea demasiado en la primera parte de una historia llena de interés. Sólo se queda en las puertas de la locura, la vemos asomados a la ventana en que se convierte la pantalla y, mientras uno no lo sabe, la película tiene un innegable atractivo que, poco a poco, va volviéndose en su contra conforme el espectador descubre que ofrece muchísimo menos de lo que podría dar de si. Cuando ve marchar a Daniels y decide no seguirle. Decide terminar quedándose en la maldita superficie de las cosas, justo cuando la verdad que motiva la conducta de Daniels apenas es vislumbrada.
"Shutter Island" parece más preocupada en inquietar al espectador recurriendo a impresionarle con modos y formas que recurriendo a un contenido. Después de todo, y al final, Daniels sigue en sus trece. No cambia. Ha pasado otras veces por esa situación y lo único que diferencia a ésta es su carácter extremo y como teme el Doctor Cawley, quizá no sirva para nada. Como así sucede. Las razones de esa persistencia que es la madre de todo lo que hemos estado viendo quedan fuera. Son otra historia.
Amaga y amaga... pero nunca termina de dar.
"Si de lo que se trata es de sentar las bases para evitar que este tipo de crisis se repitan, entonces se echa de menos que España, aprovechando la presidencia rotatoria de la Unión Europea, no sea más valiente y activa a la hora de liderar este debate."
(Capitalismo piñata)
(Capitalismo piñata)
sábado, febrero 20, 2010
ERIC BURDON & JIMMY WITHERSPOON
Eric Burdon & Jimmy Witherspoon - 09 - The Time Has Come
The time has come...
viernes, febrero 19, 2010
"El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha considerado esta tarde, en un foro progresista celebrado en Londres, una "paradoja" que los mercados, a los que los Estados acudieron raudos a salvar -haciendo una fuerte inversión pública y provocando así el déficit que arrastran- sean los mismos que ahora que examinan a los gobiernos y los ponen en dificultades."
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Y es cierto... Pero ésto es lo que sucede cuando se acude en socorro de un ente que carece por completo de moral y los mercados, desde luego, no la tienen si consideramos que la persecución ciega del máximo beneficio es inmoral. Eso es algo que ya deberían saber aquellos que acudieron al socorro de un mercado que ahora muerde la manos que le han dado de comer o, como el escorpión del cuento, no pueden evitar clavar sus envenenados aguijones a la rana en cuyo lomo está cruzando el río.
Sorprenderse de que los mercados sean inmorales es, como mínimo, un acto de cinismo más aún cuando todos los gobiernos intentan colocar títulos de su deuda al mejor postor en esos mismos mercados.
Simplemente, no pueden ser evitados.
Y no son positivos todos los efectos de la globalización porque en el mercado financiero global, donde se ponen en juego estos títulos de deuda, los estados son un agente más entre otros que concurren con sus virtudes y con sus defectos. Y en virtud de ambos cada uno de esos agentes construye una identidad de valor que les hace ser considerados de una forma u otra y, por extensión, manejados de una manera u otra. Y lo único por lo que son medidos es a través de ese valor de cambio. Todos los problemas y necesidades que tienen que ver con su valor de uso, con la vida real, pasan a un segundo plano. Dejan su lugar a una virtual lógica del interés y del beneficio que no entiende nada de una realidad donde tienen cabida otros aspectos con consecuencias sociales y políticas.
Es materia de reflexión.
La crisis ha colocado a los todopoderosos estados frente a un poder más grande, un poder que la propia necesidad de los estados hace aún más poderoso y estos no están acostumbrados a dejar de hacer su santa voluntad de unidad de destino en lo universal a aquel y lo único que les resta es la sorpresa o el pataleo...
"El Centro Nacional de Inteligencia (EYP) de Grecia ha descubierto presiones de inversores internacionales sobre la economía griega, en su mayoría procedentes de compañías financieras estadounidenses, según informa el diario To Vima. Cuatro grandes compañías de servicios financieros que actúan en Europa y en EE UU vendieron el pasado diciembre "de forma masiva bonos (estatales) y los volvían a comprar a precios reducidos al final de la jornada", según el diario."
Pero las decisiones especulativas están a la orden del día... Es más... La crisis de liquidez en el mercado financiero que padecemos es consecuencia de ese incontrolado ambiente especulativo ante el que los estados parecen estar inermes cuando además son un valor a la baja dentro de la lógica virtual de esos mercados.
Y ante ésto no es suficiente la expresión de una sorpresa que, por sí sola, queda reducida a un acto de tácito reconocimiento de una debilidad, de la existencia evidente de un poder aun más poderoso que los estados. Es necesario el planteamiento de instrumentos de control que limiten las consecuencias negativas de un mundo virtual que vive en una eterna e ilimitada juventud, que crece y crece hasta reventar porque no es cierto el viejo axioma liberal que dice que la persecución del interés propio redunda en beneficio de la colectividad. Por encima de todo, y liberado de las constricciones morales, el hombre es un animal que jamás tiene suficiente.
jueves, febrero 18, 2010
"Pero el líder del PP dejó a Zapatero un flanco abierto. En vez de pedir elecciones anticipadas, como le reclamaban algunos sectores conservadores, planteó a los diputados del PSOE que releven al presidente. El jefe del Ejecutivo, con tiempo para madurar su réplica mientras escuchaba a los demás portavoces, entró a matar: "Si tiene valentía y coraje presente una moción de censura. Así se mide el carácter político, la fibra, la autoridad y la determinación que se tiene".
El rejonazo pilló a Rajoy desprevenido. "Teníamos muchos escenarios previstos, pero nadie podía esperar que un presidente del Gobierno pida públicamente que le presenten una moción de censura. Es de locos", analizaba un diputado.
El líder tiró de ironía. "Es la primera vez que un presidente del Gobierno, no sé qué razones tendrá usted, invita al líder de la oposición a presentar una moción de censura". Pero entró al trapo que le había puesto Zapatero: "Si yo tuviera los votos y si de mí dependiera, tenga usted la total certeza de que usted no estaría sentado ahí". El abucheo en la bancada socialista, sumada a las caras del PP, hizo el resto: una vez más, el jefe de la oposición había cometido un error que marcaría el debate. "Ya sé, señor Rajoy, que si de usted dependiera yo no estaría sentado ahí donde estoy, eso ya lo sabemos, pero es que ya ha dependido de usted en dos ocasiones, y no ha podido ser", le golpeó Zapatero."
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El rejonazo pilló a Rajoy desprevenido. "Teníamos muchos escenarios previstos, pero nadie podía esperar que un presidente del Gobierno pida públicamente que le presenten una moción de censura. Es de locos", analizaba un diputado.
El líder tiró de ironía. "Es la primera vez que un presidente del Gobierno, no sé qué razones tendrá usted, invita al líder de la oposición a presentar una moción de censura". Pero entró al trapo que le había puesto Zapatero: "Si yo tuviera los votos y si de mí dependiera, tenga usted la total certeza de que usted no estaría sentado ahí". El abucheo en la bancada socialista, sumada a las caras del PP, hizo el resto: una vez más, el jefe de la oposición había cometido un error que marcaría el debate. "Ya sé, señor Rajoy, que si de usted dependiera yo no estaría sentado ahí donde estoy, eso ya lo sabemos, pero es que ya ha dependido de usted en dos ocasiones, y no ha podido ser", le golpeó Zapatero."
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La política no sólo es la tecnocracia de las estrategias y los riesgos calculados, también tiene que ver con los momentos puntuales y los gestos que significan y resumen planteamientos y actitudes. Eso la sabe hasta un becario... Lo sabe hasta Zapatero, que pese a sus claros defectos siempre fue, a diferencia de Rajoy, un auténtico candidato. Es decir, alguien capaz de, cuando llegan esos ineludibles momentos de la verdad que definen el éxito o el fracaso de una estrategia, ponerse el cuchillo entre los dientes y saltar dispuesto a hacer sangre a su contrincante.
Rajoy, no... Y Zapatero lo sabe. Es un becario, pero no es tonto. Todo lo contrario. Conoce las limitaciones de su rival y en el cuerpo a cuerpo siempre ha sabido hacer volver al líder de la oposición trasquilado.
Para mi ese fue el principal defecto de Rajoy, que nunca fue un verdadero candidato, que siempre fue un simple administrador de las victorias y de los votos de otro; alguien capacitado para continuar a favor de corriente, pero incapaz de tener el carácter y la valentía suficiente como para revertir situaciones desde una situación de desventaja... aun estando mejor preparado para la gestión que nuestro becario cuya mayor virtud es tener el despiadado "talante" asesino de ser capaz de hacer lo que cada momento exige para ganar... aspecto esencial de un político que como es el caso de nuestro becario le han llevado más allá de lo que el resto de sus capacidades aconsejarían.
Y en este sentido, y teniendo en cuenta la poca distancia que en intención voto el Partido Popular saca al Partido Socialista en lo más crudo de este crudo invierno, no se qué pasará si nos plantamos en 2011 con verdaderos brotes verdes... Zapatero estará aguardando a Rajoy con el mejor de sus cuchillos entre los dientes y el desgaste podría no ser tal para un líder que ha conducido a este país en la travesía de un desierto que parece ahora acabar, protegiendo a humillados y ofendidos. Y como siempre viene siendo una constante desde los comienzos de esta democracia si algo han sabido hacer bien los socialistas es conectar con el inconsciente colectivo de aceptables mayorías de nuestra sociedad para hacer de su necesidad privada una virtud pública... Igual los medrosos estrategas populares se llevan una sorpresa y a la tercera tampoco va la vencida... aunque el tiempo siempre es el tiempo y el desgaste siempre es el desgaste.
miércoles, febrero 17, 2010
No se yo...
Mi opinión sobre el becario que nos gobierna queda patente incluso el contenido de esta misma frase que ahora mismo estoy escribiendo, pero tengo que decir que mi opinión sobre el aspirante no es mucho mejor... y lo que es peor... empeora con cada acción que realiza, con cada instante que pasa.
Ambos, y pese a las diferencias que le separan, tienen algo que común: los dos son un perfecto producto de las burocracias de sus respectivos partidos... y, a cada uno, a su modo, se le nota semejante pelo de la dehesa. Si Zapatero ha optado por la enloquecida y metódica negación de la evidencia agotada hasta el extremo, por hacer una cosa y la contraria negando el pan y la sal a todos aquellos que, en cada momento, le cuestionan la concreta y fugaz posición ocupada en el espacio político, Rajoy ha preferido hacer una oposición del mínimo esfuerzo, del coste calculado. Sentado a las puertas de la calle Génova parece esperar cómodamente a que la propia situación complicada de la nación le ponga el cadáver de Zapatero a los pies, sin hacer ruido, como temiendo que alguien pueda fijarse en él.
Tengo que confesar que, seguramente por carácter, no comparto esta estrategia del mínimo esfuerzo.
La gente también necesita toma de postura drásticas, gestos que vehiculen y resuman planteamientos y posiciones. Los líderes lo necesitan para reivindicarse como tales y la situación por la que atraviesa el país no sólo necesita un meticuloso gestor con manguitos y gafas de culo de botella sino también un luminoso y espléndido líder capaz de transmitir a las personas una relativa confianza en un futuro esquivo.
Plantear una moción de censura habría sido una posibilidad, un gesto radical dotado, como todos los gestos, de un cierto grado de incertidumbre, de consecuencias indeseadas... pero en la vida no hay nada seguro. Y en esa necesidad de seguridad Rajoy se muestra como el temeroso funcionario que mira al cielo cada vez que sale a la calle todas las mañanas. Se han mirado los contras y se han olvidado los pros... la oportunidad que supone como plataforma para mostrar las propias virtudes al mismo tiempo que los defectos de los demás sometidos a la incomodidad de retratarse una vez más ante el país y la historia. Pero tengo la impresión que el dos veces perdedor Rajoy desconfía de sus virtudes propias y teme las virtudes, pocas, de un Zapetero cada vez más visiblemente agotado y cansado en su huida eterna hacia delante.
Es muy probable que la moción de censura se perdiese y ellos generase una serie de incómodos discursos producidos por las terminales mediáticas socialistas que deberían ser contrastados y combatidos por las terminales mediáticas propias. Pero, y honestamente, no veo la diferencia entre el titular "Rajoy pierde la moción de censura" o "Rajoy rechaza pactar con Zapatero una salida a la crisis". Ambos titulares generan discursos distintos pero de valencia negativa similar, discursos que el contrario manejará hasta el extremo buscando obtener un beneficio electoral y político.
En este sentido, y se hiciera lo que se hiciera, cualquier acción supondría un coste que habría que manejar. Pero, y para mi gusto, existe una radical diferencia entre una y otra alternativa: la iniciativa. Mientras Rajoy propone una moción de censura y la pierde, es Zapatero el que propone un pacto que Rajoy rechaza... un rechazo que es la única acción posible y cabal para los populares, porque no es aceptable decidir unilateralmente las acciones y luego ofrecer compartir a los demás las consecuencias de las mismas, especialmente si estas son negativas... pero esta es otra historia... Retomando el hilo: ambas acciones eran escenarios que ofrecían una solución inevitable, solo que uno de ellas implicaba acción mientras la otra sólo reacción.
Y para mi gusto, con esta estrategia del mínimo esfuerzo, no es Rajoy quien esta ganando las elecciones sino es la crisis quien está derrotando a Zapatero.
Y del mismo modo que me imagino a Zapatero trabajando en la posibilidad de una enésima y confortable mentira, empiezo a no poder evitar imaginarme a Rajoy, cómodamente sentado a las puertas de la sede de Génova, esperando a que pase el cadáver de Zapatero mientras el país se va al carajo.
Y no puedo evitar pensar que a ambos, como perfectos hijos de la burocracia de partido que son, hay algo que les importa más que gobernar este país... GANAR A CUALQUIER PRECIO.
Rajoy no se atreve. Teme volver a perder. Desconfía de cualquier movimiento, carece del arrojo de un líder y, por su conducta, pone en evidencia que hay cosas que le importan tanto o mas que la propia situación del país, de un país que está necesitado de una política de gestos, seguramente arriesgados e imperfectos, llevada a cabo por un líder que no teme poner en juego la comodidad de su acceso al poder con tal de demostrar que no hay mas tiempo que perder.
Rajoy tampoco es el hombre que España ahora mismo necesita. Era el hombre perfecto para gestionar el anochecer del legado de Aznar sin tener que despeinarse la barba y cambiar el traje por la chaqueta. Pero ahora el país necesita la puesta en escena de un líder, grandes acciones acompañadas de grandes gestos que no reduzcan la toma del poder en una simple y civilizada alternancia.
Menudo panorama.
martes, febrero 16, 2010
"Los sucesos básicos de la teoría de Finkelstein no existen en el espacio y el tiempo. Son anteriores al espacio y tiempo. De acuerdo con Finkelstein, espacio, tiempo, masa y energía son cualidades secundarias que se derivan de los sucesos básicos del universo. De hecho, el último escrito de Finkelstein lleva por título: Beneath time"
(Danza de los maestros del WuLi, Gary Zukav)
Además de la difícil orografía que complica que la tecnología occidental procese y degluta al enemigo como sucedió en las guerras de Irak, uno de los grandes problemas que presenta el conflicto de Afganistan es el hecho de que los talibanes se confunden con la población civil sin que, en algunos casos, no exista diferencia entre uno y otro.
Teniendo en cuenta ésto, no entiendo el énfasis que se está poniendo desde ciertos periódicos de nuestro país en las bajas civiles que están sucediendo dentro de una situación de conflicto en que, por sus propias características, las probabilidades en que estas se produzcan son mayores...
Es jugar con ventaja, supongo, en favor de inconfesables intereses de mecánica política interna que, con toda seguridad, nada tendrán que ver con informar a sus lectores.
Mi mente calenturienta deduce unos cuantos... Por ejemplo, intentar estigmatizar y manchar un conflicto en el que el gobierno de nuestro becario Zapatero se ha metido hasta las trancas buscando que no sea menos, en cuanto a sombras, que la guerra de Irak
Todo vale, aunque se esté manchando una guerra que, como todas tendrá sus inevitables sombras, pero que, y en todo caso, resulta necesaria. Afganistán es la puerta de Pakistán. El mundo se puede permitir un Afganistán desequilibrado y talibán, pero no un Pakistán, potencia nuclear de verdad, dirigido por unos cuantos clérigos dispuestos a declarar una guerra santa cada día... por no hablar de un gobierno con veleidades terroristas al estilo Gadaffi.
De hecho Pakistán es ya el problema, porque la guerra de Afganistán forma parte de un conflicto mayor que se libra en dos frentes: uno, el interno y silencioso, como corresponde con una dictadura militar, que libra el gobierno del general Musharraf y otro el externo y conocido, que se libra en Afganistán, tratando de construir un país estable y luchando contra los que pretenden desestabilizarlo.
Los talibanes no distinguen fronteras y se mueven libremente entre Afganistán y Pakistán. Y hasta ahora había sido más fácil para ellos aparecer por Afganistán que por un Pakistán donde la represión debe ser tremenda como se corresponde con los modos y las formas de una dictadura.
El objetivo es intentar aplastar a los talibanes contra la pared de un Pakistán que debe continuar duro y firme, lejos de cualquier aventura islamista. Y generar un espacio y un tiempo suficientes como para generar un Afganistan lo suficientemente fuerte como para poder lidiar con unos talibanes que, mientras Pakistán se mantenga estable en su rocosa dureza, siempre tenderán a querer aparecer por el lado más débil.
El objetivo es generar un circuito cerrado de conflicto que, por un lado, ayude a la estabilidad de Pakistán y, por otro, no requiera del esfuerzo occidental para mantenerse porque la existencia de los talibanes será inevitable.
No olvidemos que, espalda con espalda, Pakistán tiene a la India, otra potencia nuclear y ambos, además de ser infieles, dirimen un eterno conflicto por la zona norteña de Cachemira. Otra ficha más del dominó geoestratégico de la zona.
Y, por si esto no fuera poco, Pakistán además es un balcón por el norte a la salida del estrecho de Ormuz, la puerta por la que sale todo el petroleo del golfo pérsico.
No es ninguna tontería lo de Afganistán y, si uno lee ciertos periódicos, los soldados de los ejércitos que están luchando allí parecen dedicados única y exclusivamente a matar civiles por error.
MAD MEN
Tiene su punto "Mad Men"... El punto sabroso de un roast beef poco hecho, casi crudo.
Esos locos hombres de los que tomo su titulo la serie son los ejecutivos que trabajan en una de las empresas de publicidad más importantes de Manhattan. A partir de ellos, de sus vidas, lo que se nos ofrece es una visión de la sociedad urbana norteamericana mucho antes de que se produzca la salida de la mujer del hogar en creciente igualdad de condiciones con respecto al hombre.
"Mad Men" quiere ser por encima de todo una ventana abierta a aquel mundo de nuestros padres y/o abuelos en el que el hombre, convertido en macho, era el centro del universo y, en este sentido, los hombres que protagonizan la serie se comportan como tales. Cada uno como absoluto centro de su propio universo, déspota soberano de un reino en el que la mujer ha nacido para ser su servidora.
Y de un modo deliciosamente perverso "Mad Men" se complace en mostrarnos ese mundo y esos comportamientos desconsiderados o negligentes de unos hombres que no han sido educados para ver a la mujer como un igual... sin enmarcarlos dentro del grueso trazo rojo dentro de una condena moral.
"Mad men" nos abre un agujero en la pared para que podamos espiar el mundo de nuestros padres, esos hombres locos que fumaban, bebían, se casaban con unas mujeres y perseguían a otras para acostarse con ellas. En definitiva otro colectivo tan políticamente incorrecto como el grupo de gangsters que el productor de la serie, Mathew Weinar, nos mostraba en "The Sopranos", su proyecto anterior.
Ambos debieran generar rechazo en al mirada del espectador, pero lo que en realidad producen es fascinación en quién, capítulo tras capítulo, los ve comportarse en libertad, dando rienda suelta a su naturaleza políticamente incorrecta.
Un cierto aroma libertino e inmoral subyace en la propuesta de "Mad men".
Podemos mirarles ser y solo si nos acordamos, en la intimidad de nuestros pensamientos, condenarles. Fuman donde ya no se puede fumar, beben cuando ya no se puede beber y se relacionan con las mujeres desde una pasmosa superioridad que ya ha quedado atrás. De algún modo componen una suerte de grupo mafioso, cuyas conductas reprobables, la serie nos permite observar como si se tratara de un documental.
Y como todo lo prohibido tiene también esos hombres locos tienen su encanto.
Como dicen las abuelas, Dios aprieta, pero no ahoga. Y al Atlético ese Dios que no existe le aprieta un poco más de lo justo. Lo imprescindible como para que, y a pesar de todo lo sucedido, la escuadra colchonera sea el equipo que más veces le ha mojado la oreja al mejor equipo de la historia, a ese Barcelona de los interminables pases, del inmenso talento moviendo la pelota.
Convertido en una especie de Curro Romero colectivo el equipo es capaz de armar el taco cuando se produce la especial e imposible concatenación de circunstancias que lo hacen posible.
Se dice pronto, pero el Barcelona no había perdido un sólo partido en liga y, por muy debilitado que el equipo azulgrana se encontrase, no está a la altura de cualquiera mandarle a casa con la derrota escrita en la frente. Tan difícil como hacer un mate en la cara de un Michael Jordan con gripe o como noquear a un Muhammad Alí con gastroenteritis.
No es fácil.
Hay que salir. No perder la cara al mito y atreverse a medir las fuerzas propias con las suyas mil y una veces contrastadas.
Y el Atlético lo hizo la temporada pasada y lo acaba de hacer en ésta. Pese a todas las evidentes contradicciones que se palpan en su producirse cada fin de semana sobre el verde césped de los campos de nuestro país, ahora mismo es el equipo que más veces ha vencido al mejor equipo del momento.
Y ésto no está al alcance de cualquiera... Entre otras cosas, porque nadie más lo ha hecho.
Como también dicen las abuelas, algo tendrá el agua cuando la bendicen.
domingo, febrero 14, 2010
THE TWILIGHT SAMURAI
Rodada en el año 2002, "El ocaso del samurai" es la primera de las tres películas que el director japonés Yoji Yamada dedicó al mundo de los samurais.
En esta primera, Yamada nos cuenta la historia de Sibei, al que sus compañeros apodan "Ocaso", un samurai de bajo nivel que lleva una existencia gris administrando la despensa que abastece el castillo de su señor. Viudo, con dos hijas pequeñas y una madre enferma, la suerte parece dar la espalda a Sibei que sobrelleva los rigores de su vida como buenamente puede. Su actitud no es la de un samurai al uso ya que debe cultivar la tierra y cuidar de su familia lo que, junto a su pobreza, le convierten en un personaje extraño y diferente dentro del rígido mundo del castillo.
Todos consideran a Sibei como un hombre sin suerte... menos él mismo. Y así los vamos descubriendo en un emocionante relato que, desde el recuerdo de una de sus hijas, Yamada va construyendo en torno a la fascinante personalidad de Sibei, un heterodoxo en un mundo donde la ortodoxia está en el aire que se respira.
Estólido y ajeno a las circunstancias que a los ojos de los demás parecen lastrar su vida, Sibei gobierna con mano firme su aparentemente desafortunado destino sin sentir la menor preocupación por lo que los demás puedan pensar de él. Aceptando como una bendición su vida familiar y renegando de todo aquello que pudiera llegar a comprometerla y sobreviviendo a las exigencias y obligaciones que su posición dentro de la rígida organización de su clan le impone.
La vida de Seibei, magníficamente interpretado por Hiroyuki Sanada, será un continuo esfuerzo por preservar una vida lejos del mundanal ruido que, preocupados por llegar a lo más alto en la escala administrativa del castillo, nadie está dispuesto ni preparado para valorar.
"El ocaso del samurai" es una película apasionante y emocionante, narrada con cristalina sensibilidad, cuya sabrosa sustancia se disfruta de principio a fin.
El sentido de lo que es verdaderamente importante es diferente en Seibei y el esfuerzo por mantenerse integro en un mundo como el suyo le hace especial, alguien a quién amar por encima de los rigores de lo material.
Imprescindible.
sábado, febrero 13, 2010
Brillante tratado breve de antropología hispánica...
"Del franquismo viene también, probablemente, esa curiosidad de creer que los hechos son opinables. Se trata de un país que ha tenido un privilegiado contacto con las mentiras, como corresponde al que ha vivido una larga dictadura y un incidente épico, la Guerra Civil, que aún hoy es un mentiroso arsenal inagotable."
(Arcadi Espada)
"Del franquismo viene también, probablemente, esa curiosidad de creer que los hechos son opinables. Se trata de un país que ha tenido un privilegiado contacto con las mentiras, como corresponde al que ha vivido una larga dictadura y un incidente épico, la Guerra Civil, que aún hoy es un mentiroso arsenal inagotable."
(Arcadi Espada)
PREGUNTAS SOBRE GARZÓN
¿Es posible que algunos de los que se asombran y se indignan porque Garzon sea inhabilitado no sepan realmente nada sobre la historia y las causas del proceso?
La expresión del asombro desde la ignorancia (y la menor intención de indagar, por supuesto) convertida en arma política.
2
¿Los aciertos eximen a los que aciertan del imperio de la ley cuando se equivocan?
La expresión de una cierta tendencia cainita, propia de este país de las dos españas, a colocar mi modo de pensar y a quienes lo plasman fuera del imperio de la ley cuando las cosas se complican o... la ley mola cuando todo va bien o les va mal a ellos, a los otros.
viernes, febrero 12, 2010
No debería hacerlo, pero de cuando en cuando lo hago.
Como aquel personaje de Bataille que se tapaba la cara de forma que uno de sus ojos pudiera ver aquello que en las exigencias del gesto parecía prohibirse, a veces me asomo al horror, a los comentarios que escribe la gente al respecto de noticias que publican los periódicos digitales.
Y la barbarie sigue ahí, sobrecogedora, en el opinar de las personas comunes y corrientes.
No importan los hechos sino quién los protagoniza, si es de los suyos o de los nuestros. Y ese aspecto, el de la posición ideológica es relevante para valorar acciones y comportamientos, como si el reconocimiento de un error fuera una imperdonable exhibición de debilidad dentro de las lógicas estratégicas que desarrollan un eterno enfrentamiento de siglos en la lucha por la conquista de la verdad absoluta, como si nadie pudiera parar y juzgar las cosas por sí mismas porque la victoria sobre el otro nunca está lo suficientemente garantizada ni tampoco lo suficientemente cerca.
El argumento tribal de encontrar siempre una excusa para los míos y un reproche para los que no lo son.
El móvil de última tecnología metido en el bolsillo y el taparrabos de salvaje puesto dentro de la cabeza.
Me cansa mogollón esta españa minúscula y en minúscula.
Como aquel personaje de Bataille que se tapaba la cara de forma que uno de sus ojos pudiera ver aquello que en las exigencias del gesto parecía prohibirse, a veces me asomo al horror, a los comentarios que escribe la gente al respecto de noticias que publican los periódicos digitales.
Y la barbarie sigue ahí, sobrecogedora, en el opinar de las personas comunes y corrientes.
No importan los hechos sino quién los protagoniza, si es de los suyos o de los nuestros. Y ese aspecto, el de la posición ideológica es relevante para valorar acciones y comportamientos, como si el reconocimiento de un error fuera una imperdonable exhibición de debilidad dentro de las lógicas estratégicas que desarrollan un eterno enfrentamiento de siglos en la lucha por la conquista de la verdad absoluta, como si nadie pudiera parar y juzgar las cosas por sí mismas porque la victoria sobre el otro nunca está lo suficientemente garantizada ni tampoco lo suficientemente cerca.
El argumento tribal de encontrar siempre una excusa para los míos y un reproche para los que no lo son.
El móvil de última tecnología metido en el bolsillo y el taparrabos de salvaje puesto dentro de la cabeza.
Me cansa mogollón esta españa minúscula y en minúscula.
jueves, febrero 11, 2010
"Si hay una última sustancia constitutiva del universo es la pura energía, porque las partículas subatómicas no están hechas de energía sino que son energía. Esto es lo que Einstein afirmó en 1905. Las interacciones subatómicas son, en consecuencia, interacciones de energía con energía. A nivel subatómico no hay una diferenciación clara entre lo que es y lo que ocurre, entre el actor y la acción. A nivel subatómico el bailarín y el baile son una misma cosa.
De acuerdo con la física de las partículas, el mundo es fundamentalmente energía danzante; lo que hemos venido llamando materia (partículas), está siendo creado y aniquilado continuamente; y vuelto a crear. Esto es lo que ocurre cuando las partículas interaccionan entre ellas y sucede, literalmente hablando, saliendo de la nada. Donde no había «nada» de repente hay «algo» y seguidamente ese algo vuelve a marcharse, frecuentemente transformándose en algo distinto antes de desvanecerse.
En la física de las partículas no hay diferencia entre vacío o no-vacío, o entre algo y «no-algo» (nada). El mundo de la física de las partículas es un mundo de energía chispeante, danzando para siempre consigo misma en la forma de sus partículas al encenderse y al apagarse dentro y fuera de la existencia, chocando entre sí, transmutándose y desapareciendo de nuevo.
Él concepto del mundo de la física de las partículas es una imagen de caos por debajo del orden. A nivel fundamental es una confusión en la que se mezclan creación, aniquilación y transformación de manera continuada. Por encima de esta confusión, limitando sus formas posibles, hay una serie de leyes de conservación (pág. 164). Estas leyes no especifican lo que tiene que suceder, como suelen hacer las leyes comunes de la física, sino que más bien determinan lo que no puede suceder. Son leyes permisivas. A nivel subatómico todo aquello, absolutamente todo, que no esté prohibido por las leyes de conservación puede suceder en realidad. (La teoría del quanto describe las probabilidades de las posibilidades permitidas por las leyes de conservación)".
(Gary Zukav, Danza de los maestros de Wu-li)
miércoles, febrero 10, 2010
THE HURT LOCKER
Mark Boal, el guionista de "The Hurt Locker", estuvo un tiempo asignado a una unidad de artificieros del ejército norteamericano en Irak. El resultado de sus experiencias y de su mirar es esta historia que Kathryn Bigelow ha sabido dirigir con habilidad y talento, entre otras cosas concediendo a la imagen una personalidad casi documental que vampiriza todos los aromas de realidad que este concepto trae consigo transfiriéndolos a la historia para reforzarla como artefacto narrativo.
Como tal "The hurt locker" sigue a una escuadra de artificieros en su día a día por una Bagdad llena de bombas y peligros. Entre cada acción en la que los soldados deben poner a prueba su pericia profesional hay secuencias de transición en que tenemos la oportunidad de espiarles fuera de su peligrosa y estresante rutina laboral.
Aunque la película tiene un cierto matiz coral, el foco de la historia se centra en el Sargento William James y el misterio que encierra su actitud con respecto al trabajo que diariamente los soldados tienen que hacer. Mientras el resto de sus compañeros tienen la desconfiada actitud lógica ante una situación potencialmente mortal, James parece encontrarse como pez en el agua rodeado de dificultades, riesgo y muerte. Su sorprendente record de 783 artefactos desactivados le avala convirtiéndole en una especie de monstruo incomprensible a los ojos de sus compañeros. Sobre su compleja personalidad, la historia pretende descansar para respaldarse en una cierta profundidad discursiva que, al fin y a la postre, sólo resulta aspiracional. "The hurt locker" se limita a mostrarnos a James en acción, en su estresada condición que para los otros resulta incomprensible y, en este sentido, la película no presenta nada nuevo ni mucho menos puede ser comparada con "Apocalypse Now", abominación que he escuchado sin duda para legitimarla aún más de cara a los posibles premios que pueda ganar. La película de Coppola contaba con el inmenso soporte que le proporcionaba la narración "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad.
"The hurt locker" se queda en el exterior de esas tinieblas... Marc Boal no es Conrad ni Bigelow es Coppola, nos pongamos como nos pongamos... Y nos muestra ese armario donde se guardan todas las heridas que protagoniza el titulo de la historia sin entrar en él... Describe, pero no interpreta. Carece de la profundidad que los reclamos marketinianos sugieren con su habitual falsedad interesada, pero la superficie que muestra se basta para generar en el espectador una experiencia intensa y emocionante. Profundidad que uno no esperaría encontrar si su presunta existencia no le fuera sugerida al compararla con obras mayores como "Apocalypse Now", cosa que "The hurt locker" en absoluto no es.
La película nos muestra el día a día de unos artificieros en una Bagdad que es la disneylandia de los artificieros. Y lo muestra con brillantez y talento. Vemos que es un trabajo jodido y, como no podía ser de otra forma, vemos jodidos a sus protagonistas, cada uno en el peculiar modo que su dios le da a entender. Y en este sentido la película se me antoja en la línea del cine de Michael Mann o del último Peckinpah al mostrarnos el espectáculo de competentes profesionales desempeñando con eficacia y entrega su trabajo... y el Sargento James ha nacido para ser artificiero.
La guerra está ahí, pero como parte del paisaje y más que preocupada por hacer un comprometido discurso político o filosófico con aspiraciones finalistas sobre la guerra y la paz, "The hurt locker" está interesada en mostrarnos un pequeño aspecto de la globalidad total de la presencia norteamericana en Irak sin cuestionar para nada la realidad donde sucede. Se trata de una interesante curiosidad: la del mundo de los artificieros en un entorno relativamente poco frecuentado por el cine como es la Bagdad ocupada y hóstil.
El objetivo no es despertar conciencias sino interesar, entretener y el resultado es, en este sentido y en general, satisfactorio, aunque en algunos momentos la historia se mueva sin equilibrio sobre la cuerda floja de la credibilidad (la nocturna escapada en solitario por Bagdad resulta completamente inverosímil) y termine cayendo para levantarse en la secuencia siguiente.
En cualquier caso, y pese a esos pequeños defectos narrativos que por momentos la hacen innecesariamente difícil, el resultado está muy por encima de la media.
Merece la pena.
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