La economía del odio: cómo Milei ha convertido el empobrecimiento en victoria electoral


Milei ganó en medio del colapso económico. No por la economía, sino por la emoción: transformó el odio en identidad y el sacrificio en virtud.

El domingo 26 de octubre de 2025, la Argentina votó en medio de una crisis microeconómica brutal. Todos los indicadores en rojo: consumo en caída, salarios pulverizados, pobreza en ascenso, comercios cerrando. Las encuestas preelectorales registraban ese malestar: imagen negativa de Milei en torno al 60%, empate técnico con el peronismo, pronósticos de victoria ajustada o incluso derrota.

El resultado fue exactamente lo opuesto: La Libertad Avanza arrasó con alrededor del 40% de los votos, ganando incluso en la provincia de Buenos Aires, donde apenas mes y medio antes había perdido por 14 puntos.

La pregunta central: ¿Cómo puede un electorado que reconoce estar peor económicamente votar masivamente por quien lo empobrece? ¿Cómo se convierte el sufrimiento material en victoria política?

En mi artículo de ayer —El bufón y el vacío: Milei y la economía— propuse que Milei gobierna el vacío con espectáculo y sentido moral del sacrificio. Este texto retoma esa idea y la lleva al terreno electoral. La respuesta no está en la economía tradicional, sino en la intersección de dos fenómenos:

  • Sociología de electorados polarizados: en sistemas bipolares no gana quien convence a más gente, sino quien mantiene cohesionado su bloque mientras fragmenta y desmoviliza al adversario.

  • Economía política del odio: cuando no hay prosperidad para distribuir, se distribuyen identidad, enemigos y sentido del sufrimiento.

Este artículo explica cómo opera ese mecanismo y por qué la microeconomía desastrosa no le pasó factura a Milei. Al contrario: lo confirmó y lo potenció.

La nueva lógica electoral: polarización asimétrica

Cómo se gana en contextos polarizados

Vieja lógica (sistemas de alternancia):

  • Gana quien suma votos del centro.

  • La moderación atrae.

  • El crecimiento es expansivo: hay que convencer indecisos.

Nueva lógica (sistemas polarizados):

  • Gana quien mantiene cohesionado su polo.

  • La intensidad identitaria retiene.

  • El crecimiento es relativo: importa la movilización comparada más que el número absoluto.

Ley de movilización diferencial: en polarización asimétrica, la victoria depende de dos movimientos simultáneos:

  1. Cohesionar el propio polo (mantener a los tuyos activos y emocionalmente comprometidos).

  2. Desmovilizar el polo adversario (fragmentarlo, desanimarlo, avergonzarlo).

No hace falta convertir votantes ajenos: basta con que los tuyos voten y los del otro bando se queden en casa.

Los números de octubre de 2025: anatomía de una victoria por desmovilización

  • LLA: ~40% de los votos, ~1 millón más que en 2023.

  • Participación: 67,85% (vs ~77% promedio histórico desde 2011) ⇒ ~3,3 millones de abstenciones extra. La participación más baja desde el retorno a la democracia..

  • Peronismo: ~31%, por debajo de su piso histórico en varias jurisdicciones.

Lectura correcta: Milei no expandió masivamente su base (crecimiento absoluto modesto). Ganó holgadamente porque:

  • Su bloque se mantuvo cohesionado y movilizado.

  • El bloque opositor se fragmentó y se desmovilizó (abstención diferencial en sectores populares).

Fórmula: Cohesión propia + Desmovilización ajena = Victoria amplificada.

La polarización asimétrica argentina

Polo libertario
✅ Cohesión ideológica fuerte (anti-peronismo como cemento)
Liderazgo único e indiscutido (Milei)
Narrativa clara y emocional (odio + aguante)
✅ Alta intensidad militante (digital y callejera)
Comunidad moral unificada

Polo opositor
Fragmentación interna (peronismo, radicales, izquierda sin coordinación)
Liderazgos múltiples y débiles (Kicillof, CFK, Massa, gobernadores)
Narrativa defensiva y nostálgica (“defender lo conquistado”)
Baja intensidad emocional (cansancio, decepción)
Redes de movilización desarticuladas (punteros, sindicatos desfinanciados)

Resultado: un polo vivo enfrentado a un polo fragmentado ⇒ victoria del primero aunque no crezca demasiado en números absolutos. En la era de la polarización asimétrica, no gana quien tiene más seguidores, sino quien conserva intacta su fe mientras el adversario pierde la suya.


La economía del odio como cohesionador del polo libertario

¿Qué es la economía social del odio?

En escasez extrema, el odio deviene bien político que sustituye la redistribución material. Si un gobierno no puede dar prosperidad, puede dar otra cosa:

  • Identidad: “Somos anti-K, anti-casta, anti-Estado”.

  • Explicación: “Tu sufrimiento tiene sentido: ellos destruyeron todo”.

  • Pertenencia: “Sufrimos juntos contra un enemigo común”.

En sistemas polarizados, la cohesión del bloque importa más que el volumen total. El odio es el pegamento emocional que:

  • Convierte votantes individuales en comunidad moral.

  • Transforma el voto en acto identitario, no transaccional.

  • Relega el dolor personal frente a la batalla tribal.

La alquimia Milei: odio + aguante = sacrificio virtuoso compartido

El hallazgo político de Milei es fusionar dos energías:

  • Odio retrospectivo: identifica culpables del pasado (kirchnerismo = “casta que robó”).

  • Aguante prospectivo: convierte el dolor presente en prueba moral (sacrificio = virtud patriótica).

Cada una, por sí sola, es insuficiente. Juntas generan un circuito autosostenible:

  1. Economía del odio → “Ellos destruyeron todo”.

  2. Aguante virtuoso → “Sufro para limpiar su desastre”.

  3. Cohesión de bloque → el sacrificio compartido une más que la prosperidad.

  4. Resistencia a la desmovilización → el votante no se retira: está en una batalla moral.

  5. Retroalimentación → cada empeoramiento confirma ambas narrativas.

Operación clave: el gobierno desconecta el sufrimiento presente de su gestión presente y lo reconecta con la gestión pasada del enemigo.
Resultado: cuanto peor estás, más confirmas que ellos lo arruinaron y más virtud tiene tu aguante. El empobrecimiento no deslegitima: legitima.

¿Por qué el odio cohesiona mejor que las promesas económicas?

Tres mecanismos psicopolíticos:

  1. Reencuadre temporal: tu hambre de hoy es el “festín” de ellos ayer.
    → La promesa no es “estarás mejor”, sino “tenés razón”.

  2. Inversión moral: sufrir = ser patriota / mejorar = ser cómplice.
    → El dolor se convierte en credencial.

  3. Identidad grupal irrompible: romper con tu tribu cuesta más que seguir sufriendo.
    → El voto es lealtad más que preferencia.

Caso concreto (síntesis): comerciante que factura 40% menos, desaprueba la gestión, pero vota LLA porque: (1) “no les da a los planeros”, (2) “es duro pero necesario”, (3) “no voy a darle la derecha a los K”. No es irracionalidad; es racionalidad tribal en polarización.


La desmovilización del polo opositor: cómo el odio fragmenta al adversario

El otro lado: desactivar al enemigo

La economía del odio no solo cohesiona el propio bloque: desmoviliza al adversario. Las ~3,3 millones de abstenciones extra se explican por tres mecanismos complementarios:

1. Exclusión estructural:

  • En los sectores populares, la desmovilización nace de la ruptura del vínculo cívico.

  • La pérdida de empleo, la informalidad y el desmantelamiento de redes comunitarias reducen la capacidad práctica de participar.

  • Votar deja de ser un acto posible o significativo: cuando la supervivencia absorbe toda la energía, la política desaparece del horizonte cotidiano.

2. Desarticulación de redes:

  • El ajuste destruye materialmente las estructuras que organizaban el voto opositor.

  • Punteros sin recursos, sindicatos desfinanciados, movimientos sociales sin presupuesto: los canales de movilización se vacían.

  • La marginalidad económica se traduce en marginalidad política.

3. Fragmentación por decepción:

  • El peronismo llega a 2025 sin relato ni liderazgo, y con la carga del desencanto 2019-2023.

  • Muchos votantes no cambian de bando: simplemente se retiran.

  • La abstención no expresa apatía, sino impotencia colectiva.

¿Quiénes no votaron?

  • Sectores populares del conurbano bonaerense.

  • Beneficiarios de programas recortados.

  • Informales sin representación sindical.

  • Jóvenes sin identidad peronista.

  • Desocupados y precarizados sin vínculos institucionales.

La paradoja: los más perjudicados por el ajuste fueron quienes más se abstuvieron. La economía del odio funciona en doble vía: hacia dentro, cohesiona; hacia fuera, avergüenza y desactiva.

Oposición sin contra-narrativa

Mientras el mileísmo tiene enemigo y relato, la oposición exhibe:

  • Múltiples candidaturas sin coordinación.

  • Retórica defensiva (“defender lo logrado”).

  • Imposibilidad de articular un odio equivalente movilizador.

  • Falta de liderazgo unificador.

  • Memoria tóxica de la gestión 2019–2023.

No perdió por conversión masiva, sino por implosión: su base se quedó en casa.


El voto vergonzante: la brecha entre encuesta y urna

Encuestas: imagen negativa alta, reconocimiento de estar peor, empates técnicos.
Urna: victoria amplia de LLA.

No hay “mentira” sino dos niveles:

  • Racional-individual (encuesta): “Estoy peor”.

  • Identitario-tribal (urna): “Pertenezco al bloque anti-K”.

En polarización, prevalece el segundo. La economía del odio no necesita negar el malestar: lo reencuadra (“estás mal por ellos”) y lo dota de sentido (“aguantar te dignifica”).


Síntesis: cómo funciona el sistema completo

  • Contexto estructural: sistema polarizado, sin centro.
  • Polo libertario (economía del odio): cohesiona con identidad anti-K, convierte dolor en virtud (aguante), crea comunidad moral, mantiene alta participación.
  • Polo opositor (fragmentación): vergüenza interiorizada, redes desarticuladas, decepción acumulada, sin liderazgo ni relato, baja participación.
  • Resultado: victoria amplificada del polo cohesionado sobre el fragmentado, aunque empeore la economía. La batalla no es económica: es identitaria.

Conclusión: la hegemonía del sacrificio compartido

Por qué ganó en octubre de 2025:

  1. Cohesionó su bloque con economía del odio: identidad anti-peronista, aguante virtuoso, comunidad del sacrificio, alta movilización.

  2. Desmovilizó al adversario: vergüenza interiorizada, redes destruidas, fragmentación sin relato, abstención masiva.

Inversión de la lógica política tradicional:

  • Antes: Prosperidad → Legitimidad → Votos.

  • Ahora (polarización + odio): Identidad tribal → Cohesión → Movilización diferencial → Votos.

El bienestar individual pesa menos que la pertenencia y la batalla contra el enemigo. El sufrimiento no deslegitima si tiene sentido y culpables.

El triunfo del vacío: en la Argentina de 2025, el poder ya no se construye sobre la capacidad de dar prosperidad, sino sobre la de dar sentido al sufrimiento (aguante), dar culpables del dolor (odio) y dar identidad (comunidad moral del bloque).

Milei no promete bienestar: promete redención mediante el sacrificio compartido contra el enemigo. No ofrece futuro: ofrece batalla en el presente y venganza contra el pasado. No distribuye recursos: distribuye odio, identidad y sentido moral.

Es una hegemonía emocional que se fortalece porque empobrece, en un sistema donde la cohesión del propio bloque vale más que el número absoluto de votos y que el estado de la economía.

El bufón ya no solo reina sobre el vacío: ha convertido el vacío en su fuente de poder.

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