La decepción siempre está ahí, flotando por debajo de nuestro interaccionar con el mundo. Como mínimo, cada uno de nosotros, casi siempre somos la principal víctima de nuestro propio ideal, unos auténticos expertos en el aprendizaje de la decepción.
Lo demás, lo realmente importante viene siempre por descontado. Cuando menos lo esperamos y generalmente en el espacio vacío que ha dejado la irreparable muerte de un sueño.
La contingencia nos hace siempre libres y felices.
Lo hace siempre, pero jamás confiamos en ella. Preferimos entregarnos a la volatil levedad imposible de nuestros sueños.
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"La vejez llega cuando uno se limita a hacer las cosas a las que se es proclive.
Mientras el vigor persiste, uno puede ir en contra de esta inclinación; cuando él se debilita, las verdaderas tendencias aparecen y nos perturban. Existen diferentes manifestaciones de este estado pero, alcanzados los sesenta años, nadie escapa a ello."
(Hagakure)
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Apuntes sobre el deporte rey en un país de siervos
1
El fútbol forma parte del delirio colectivo de lo español y se basta por sí solo para representar de forma metafórica la relación que los españolitos tenemos con ésto que se llama España.
La sensación que tenemos de nuestra selección siempre es inmejorable: Tenemos la mejor liga, los mejores jugadores, toda una nueva generación de talentos, esta vez sí, etc... ; pero, y también siempre, la realidad (en este caso Portugal, Grecia y Rusia) vuelven a ponernos en nuestro lugar, superadas las frases previas de asombro y decepción (siempre en este orden)
Algo parecido pasa cuando escucho a un español decir que en este país se vive como en ninguna otra parte del mundo... Tenemos la misma equivocada impresión de nuestro país que de nuestra selección.
2
No logro entender en razón de cuales criterios consideramos que nuestra selección es aspirante a los más altos premios del mundo futbolístico... Bueno... Miento. Si olvido la capacid...
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De cara a este fin de semana que, como Godot, se le espera pero nunca termina de llegar:
"Mí presencia aquí no fue elección mía;
A mi pesar el destino me acosa
para que me vaya.
Levántate, envuelve un trapo
a tu cintura, mi SakÍ,
Y embriágate para alejar la miseria
de este mundo."
(Omar Jayyam. Ruba-i-yyat)