Holodomor: lo que revelan los datos cuando se elimina la propaganda
Un análisis demográfico y agrario que desmonta la tesis del “genocidio ucraniano”.
La narrativa del Holodomor como genocidio étnico nació de la propaganda nazi, se amplificó en el exilio colaboracionista y se institucionalizó durante la Guerra Fría. Pero los archivos abiertos tras 1991 cuentan otra historia: una hambruna multirregional, causada por errores políticos y vulnerabilidades estructurales, cuyos patrones agrarios y demográficos no siguen líneas étnicas. Este artículo muestra lo que dicen los datos cuando se suprimen los mitos.
En mi artículo anterior —“El Holodomor de propaganda nazi: mito de guerra fría”— expliqué quién construyó el mito y por qué: redes nacionalistas del exilio, estructuras colaboracionistas reinsertadas en Estados Unidos y la propaganda anticomunista durante la Guerra Fría.
Este artículo responde a la segunda pregunta fundamental: ¿qué dicen realmente los datos? Porque los mitos pueden sostenerse mientras no se enfrenten a la demografía comparada, la geografía agraria y los archivos desclasificados. En cuanto se hace ese ejercicio, la narrativa del “genocidio ucraniano” se hunde.
Tras la apertura de archivos soviéticos en los años 90 y la publicación de trabajos de referencia como The Years of Hunger de R.W. Davies y S.G. Wheatcroft, el panorama cambió radicalmente: la evidencia empírica desmiente la tesis del genocidio étnico contra los ucranianos.
1. Un sistema vulnerable antes de Stalin
Las hambrunas masivas no comienzan con la URSS. El Imperio ruso ya había sufrido catástrofes en 1891 y 1906, y después nuevamente en 1921–22.
Davies y Wheatcroft muestran que la agricultura heredada era pobremente mecanizada, dependiente del clima, sin reservas estables, con logística precaria y devastada tras la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil. La URSS inicia su proyecto agrícola sobre un terreno arruinado. La hambruna era una posibilidad estructural antes de convertirse en una responsabilidad política.
2. La mortalidad fue multirregional, no étnica
Con los censos de 1926 y 1939, los demógrafos reconstruyen la mortalidad real:
- Ucrania: 3,5–5 millones (Wheatcroft, Davies)
- RSFSR (Volga, Kubán, Siberia Occidental): 1–1,5 millones
- Kazajistán: 1–1,5 millones, entre el 25–40 % de la población (Tauger; estudios kazajos post-1991)
Este patrón es incompatible con un genocidio anti-ucraniano: la mortalidad no coincide con fronteras nacionales, sino con zonas cerealistas y regiones desestructuradas.
3. El tipo de cultivo predice quién muere
Este es el núcleo empírico de la cuestión.
A. Zonas cerealistas → mortalidad extrema
La región del chernozem —Ucrania centro-oriental, Kubán, Bajo Volga— dependía del trigo y el centeno. Este monocultivo se derrumba cuando hay mala cosecha, hay requisas integrales (se llevaron “hasta el último grano”), no queda grano semilla y se destruyen reservas privadas. El patrón ucraniano es idéntico al del Volga o Kubán.
B. Zonas de cultivo mixto → impacto menor
Las regiones con patata, huerta y ganadería diversificada (Ucrania occidental, Rusia forestal, Cáucaso mixto) muestran mortalidad más baja. No porque el Estado las tratara mejor, sino porque podían sobrevivir sin grano.
C. Nomadismo forzado → colapso total (epígrafe ampliado)
El caso más extremo —y la prueba empírica más devastadora contra la tesis del “genocidio ucraniano”— es Kazajistán.
Los trabajos de Mark B. Tauger y los estudios demográficos post-soviéticos muestran con precisión:
- Población kazaja estimada en torno a 1930: 4–6 millones
- Muertes por sedentarización forzada + pérdida del ganado + fracaso de la colectivización: 1–1,5 millones
- Mortalidad proporcional: entre el 25 % y el 40 %, la mayor de toda la URSS
- Causa fundamental: destrucción de la base económica pastoril y pérdida de movilidad
- No existe paralelismo con Ucrania porque no era una sociedad cerealista, sino nómada
Este dato destruye por sí solo toda tesis genocida contra los ucranianos: la región con mayor mortalidad proporcional no está en Ucrania, no es eslava, no tenía movimiento nacionalista, no encaja en ningún supuesto “enemigo interno” ucraniano y su sistema agrario era radicalmente distinto. La máxima mortalidad está donde el modo de vida fue aniquilado, no donde vivían ucranianos.
4. El mecanismo del hambre fue político y administrativo, no étnico
- colectivización acelerada y caótica (Viola),
- destrucción de la agricultura tradicional,
- resistencia campesina reprimida,
- caída de la fuerza de tracción,
- cuotas irreales,
- confiscación de “hasta el último grano” (Davies & Wheatcroft),
- priorización urbana-industrial,
- censura que retrasó la respuesta estatal.
Nada de esto sigue líneas étnicas. Sigue líneas funcionales y de clase.
5. Sí hubo responsabilidad soviética —pero no genocida
La URSS es responsable de forzar un modelo económico sin capacidad técnica, ignorar alertas locales, imponer requisas destructivas, proteger ciudades a costa del campo y responder tarde. Pero, como señalan Davies y Wheatcroft, no existe evidencia archivística de una intención dirigida a destruir a la nación ucraniana en cuanto tal.
6. Un genocidio no se corrige. Un error, sí.
En 1933, cuando la mortalidad alcanza su pico, el Estado soviético libera grano de reservas para salvar la siembra, revisa cuotas, entrega parcelas privadas, estabiliza los koljoses y mejora logística y transporte.
El resultado histórico es claro: desaparecen las hambrunas estructurales, no se repite nada similar en Ucrania ni en el Volga y la agricultura soviética se estabiliza. Un genocidio no se abandona: se completa. Un error sistémico, sí se corrige.
Conclusión
- La hambruna fue multirregional, no exclusivamente ucraniana.
- El predictor de mortalidad fue agrario y económico, no étnico.
- La responsabilidad soviética fue política y estructural, no genocida.
La geografía del desastre sigue la geografía del monocultivo y la requisa, no la de las identidades nacionales. Responsabilidad sí. Genocidio no.
Bibliografía esencial
Davies, R.W. & Wheatcroft, S.G.
The Years of Hunger: Soviet Agriculture, 1931–1933. Palgrave Macmillan, 2004.
Tauger, Mark B.
“The 1932 Harvest and the Famine of 1933.” Slavic Review.
“Natural Disaster and Human Actions in the Soviet Famine of 1931–1933.”
Viola, Lynne.
The Unknown Gulag: The Lost World of Stalin’s Special Settlements. Oxford University Press, 2007.
Censos de 1926 y 1939 de la URSS (base de la demografía reconstructiva).
Estudios kazajos post-1991 sobre la sedentarización forzada (mortalidad 25–40 %).
Lewin, Moshe.
Russian Peasants and Soviet Power.

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