El plan de paz de 28 puntos: La oferta que Washington necesita que Ucrania rechace.
Una Paz que No Busca Paz
Se ha filtrado un plan de paz de 28 puntos para terminar la guerra en Ucrania. Washington lo presentó como un esfuerzo serio de mediación. Zelensky lo rechazó de inmediato, calificándolo de 'concesiones dolorosas'. Moscú no ha dicho nada. Europa se enteró por la prensa. Pero lo más revelador no es lo que dice el plan. Es lo que revela sobre quién lo escribió y para qué..
A finales de noviembre, varios medios —Axios, AP News, The Guardian, Kyiv Independent— filtraron un borrador de plan de paz de 28 puntos negociado discretamente entre Steve Witkoff y Jared Kushner por parte de EE.UU., y Kirill Dmitriev por parte de Rusia. Ucrania no participó. Europa tampoco. Ambas se enteraron por la prensa. Zelensky reconoció haber recibido el documento y habló de “concesiones dolorosas”. Moscú negó parcialmente su autoría, mientras filtraba su satisfacción por ser “escuchada”.
Con ese contexto, todo encaja: este plan no fue diseñado para ser aceptado. Fue diseñado para ser rechazado.
Y en ese rechazo está su utilidad política: perpetuar la guerra bajo control estadounidense mientras se finge buscar la paz.
LA PREGUNTA QUE NADIE FORMULA
Tras años de apoyo militar a Ucrania, de construcción narrativa y de presión diplomática internacional, ¿por qué Estados Unidos impulsa ahora un plan que otorga a Rusia prácticamente todo lo que exigía desde 2014?
- Reconocimiento de facto de territorios ocupados.
- Neutralidad permanente de Ucrania.
- Desmilitarización unilateral.
- Prohibición constitucional de entrar en la OTAN.
- Amnistía total para colaboradores rusos.
- Reformas culturales basadas en la narrativa del Kremlin.
Si EE.UU. quisiera la paz, habría buscado equilibrio. Si quisiera contener a Rusia, no le habría cedido tanto. Si quisiera apoyar a Ucrania, no la dejaría sin garantías.
Solo queda una explicación razonable: el plan está construido para que Kiev diga “no”.
LA MECÁNICA DE LA TRAMPA
El plan fue negociado sin Ucrania, sin Europa y sin aliados. No es mediación: es un acuerdo entre potencias presentado como ultimátum a un Estado que no puede aceptarlo sin autodestruirse.
Cada concesión extrema cumple una función muy concreta: garantizar que Ucrania rechace el documento.
Si Kiev dice “no”, Washington queda como mediador responsable.
Si Kiev dice “sí”, queda neutralizada, desarmada y tutelada.
En ambos casos, Washington obtiene beneficios estratégicos y económicos.
1. TERRITORIO: LA LÍNEA ROJA CRUZADA DESDE EL PRINCIPIO
El plan exige reconocer Crimea, Donetsk y Lugansk como territorios rusos y retirar las fuerzas ucranianas de las zonas que aún mantienen en Donetsk, creando una “zona neutral” bajo control de Moscú.
Ningún gobierno ucraniano puede aceptar eso. Y Washington lo sabe.
Ese rechazo es la función del párrafo.
2. DESMILITARIZACIÓN: DEPENDENCIA PERPETUA
El plan limita el ejército ucraniano a 600.000 soldados y prohíbe varias categorías de armamento avanzado. Rusia no debe hacer nada equivalente.
En términos prácticos:
- Rusia se queda con lo conquistado.
- Ucrania queda sin capacidad de defensa real.
- Su seguridad pasa a depender totalmente de Estados Unidos.
Y aquí aparece el concepto central que muchos ignoran:
Este documento trata a Ucrania como si ya hubiera perdido la guerra. Como si fuera un Estado derrotado al que solo queda dictarle condiciones.
Washington redacta el plan bajo esa premisa porque sabe que Kiev jamás podrá firmarlo.
3. OTAN: NEUTRALIDAD FORZADA SIN CONTRAPARTIDA
El plan obliga a Ucrania a renunciar para siempre a la OTAN y a consagrar constitucionalmente un estatus de neutralidad.
En paralelo, la OTAN debe comprometerse a rechazarla eternamente.
Rusia obtiene la garantía estratégica que exige desde 2008. Estados Unidos evita comprometer tropas. Europa queda expuesta.
¿Y Ucrania recibe qué? Nada. Ni garantías. Ni protección colectiva. Ni marco de seguridad.
Es la arquitectura jurídica de una derrota disfrazada de paz.
4. LÍNEAS ROJAS ASIMÉTRICAS: CASTIGO SOLO PARA KIEV
El plan incluye una cláusula reveladora: si Ucrania ataca Moscú o San Petersburgo, pierde automáticamente la garantía de seguridad estadounidense.
No hay sanción equivalente para Rusia.
- Ucrania queda limitada.
- Rusia no.
- EE.UU. se convierte en árbitro absoluto de la acción militar ucraniana.
Si Kiev acepta, pierde soberanía. Si Kiev rechaza, queda como el actor “belicista”.
Un diseño perfecto.
5. RECONSTRUCCIÓN: DONDE EL PLAN ENSEÑA LOS DIENTES
Esta es la parte más explícita y más reveladora del plan.
El Fondo de Reconstrucción propuesto estipula que:
- Estados Unidos obtendrá el 50% de los beneficios de los activos rusos congelados.
- Europa debe aportar 100.000 millones de dólares adicionales.
- El gas ucraniano y su infraestructura serán gestionados conjuntamente con EE.UU.
- Los consorcios estadounidenses tendrán prioridad en todos los contratos.
- China queda expresamente excluida.
- Se creará un vehículo de inversión EE.UU.–Rusia para proyectos conjuntos.
Esto no es ayuda. No es solidaridad. Es arquitectura financiera. Un negocio monumental.
Y ahora la parte clave que faltaba decir con claridad:
➡ Cuando la guerra termina, se acaba la venta masiva de armas.
Estados Unidos solo deja de ganar dinero si la guerra acaba.
Pero este plan se asegura de que, si el conflicto se “cierra”:
- el negocio continúe,
- los beneficios sigan fluyendo,
- y los pague Europa.
EE.UU. sustituye el negocio de la guerra por el negocio de la posguerra, sin perder un dólar en la transición.
Es una cobertura económica perfecta.
6. LA CONGELACIÓN DEL CONFLICTO: EL OBJETIVO REAL
El plan propone un alto el fuego inmediato sin retirada rusa. La línea de frente se convierte en frontera.
Eso no es paz: es un conflicto congelado, igual que:
- Transnistria
- Abjasia
- Osetia del Sur
- El Donbás pre-2022
Guerras que no terminan, pero se administran. Conflictos que estabilizan a las potencias y destruyen al país afectado.
Para Estados Unidos, es el escenario perfecto:
- Rusia queda atrapada en un desgaste permanente.
- Europa gasta miles de millones en defensa durante décadas.
- La OTAN recupera centralidad absoluta.
- La industria militar estadounidense vive un auge histórico.
- Y Washington no arriesga ni un solo soldado.
7. REFORMA INTERNA: REDISEÑAR AL VENCIDO
El plan obliga a Ucrania a:
- reformar su Constitución,
- aceptar la nueva frontera,
- aprobar neutralidad permanente,
- declarar una amnistía total,
- restaurar medios y educación rusos,
- incluir una cláusula “anti-nazi” dictada por Moscú.
Esto no es mediación. Es un tratado de posguerra impuesto a un país tratado como derrotado.
Y por eso es inaceptable. Y por eso está diseñado para ser rechazado.
OBJECIÓN ANTICIPADA:
“Si EE.UU. quisiera prolongar la guerra, no habría presentado ningún plan”
Al contrario.
Un plan fallido es exactamente lo que Washington necesita.
Permite presentarse como mediador responsable.
Permite culpar a Kiev de la continuación del conflicto.
Permite justificar un cambio de rol, reduciendo su propia implicación.
Permite trasladar la carga militar y económica a Europa.
Permite conservar legitimidad ante la opinión internacional.
Sin “teatro diplomático”, EE.UU. sería acusado de belicismo. Con este plan, queda como víctima de la intransigencia ajena.
CONCLUSIÓN: UNA PAZ QUE NO BUSCA PAZ, UNA DERROTA QUE NO SE PUEDE FIRMAR
La arquitectura del plan solo tiene una única lectura:
es un documento que asume la derrota de Ucrania.
Pero como Ucrania no está derrotada —como sigue luchando—, el plan no puede funcionar como tratado.
Funciona como lo que realmente es:
un mecanismo para justificar la continuación del conflicto bajo una estructura que beneficia a Washington.
Si la guerra continúa, EE.UU. vende armas a Europa.
Si la guerra “acaba” bajo este plan, EE.UU. cobra la reconstrucción.
En ningún escenario pierde.
Europa paga en todos.
Es un diseño perfecto: una guerra cronificada que alimenta intereses estratégicos, políticos y económicos de quienes no la sufren.
Este plan no quiere cerrar el conflicto. Quiere cerrarle a Ucrania cualquier salida digna mientras asegura que el dinero siga fluyendo hacia Estados Unidos.
No es cinismo. Es método.
Y por eso, la guerra seguirá.

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