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Infiltrado en el Klan

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En su nueva película "Infiltrado en el Klan", Spike Lee apuesta sobre seguro. Porque a quién puede no gustarle una historia que ridiculiza la sinrazón,que se pone del lado del sentido común dentro siempre de las coordenadas ilustradas y progresistas. Especialmente a través de ese personaje borracho, estúpido y degenerado llamado Ivanhoe, que perversamente encarna el estereotipo que los progresistas tenemos del soporte electoral del norteamericano Tea Party. La respuesta es clara: A nadie Y sin embargo, y dejando de lado las cualidades cinematográficas de la película (que tampoco son demasiados), la película me deja una amarga sensación de tristeza. Tristeza que, por un lado, tiene que ver con la perversa sensación de superioridad intelectual que Lee busca en el espectador para conectar con ella, conexión sobre la que sin duda descansa el éxito de la película y para cuya existencia Lee lo da todo, haciendo que la película discurra construyendo con desigual acierto...

Sobre la ofensa

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Tengo que confesar que en los años de vida que llevo vividos jamás he visto ofendida a una persona cuya inteligencia gozase de mi estimación. Ante lo que para otros bien pudiera resultar ofensivo esas personas siempre se defendían recurriendo a la ironía o el sentido del humor (ambas, buenas armas de destrucción masiva de la estupidez); en casos más extremos, se acababa en el cinismo, siempre buscando la oferta del otro, nunca la propia porque después de todo el sentirse ofendido es un acto de debilidad de la inteligencia. Como el niño que no puede encajar el triangulo en la forma del cuadrado, la ofensa es la rabieta de la inteligencia que no da más de sí y cede su lugar a la cuesta abajo que es el animal irracional para el ser humano. No me tengo en mucha estima cuando mi carne se debilita y me ofendo. Tampoco tengo en mucha estima a los que llevan la ofensa por bandera. Deberíamos exigirnos un poco más porque al final la ofensa no es otra cosa que una forma de violencia...

Capitalismo Global, Jeffry A. Frieden

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Ese "ajuste" por lo civil y/o lo criminal hacia la derecha de la política europea que sucedió en los primeros años posteriores a la segunda guerra mundial... "En gran parte de Europa la izquierda dominaba la política de posguerra. Los socialistas mejoraban sus posiciones ya poderosas. mientras que los comunistas convertían los deseos populares de cambio socio-económico y el respeto hacia los logros soviéticos (y en muchos lugares la resistencia comunista) durante la guerra en apoyo en las urnas y en los sindicatos. Las primeras elecciones después de la guerra dieron en muchos países una mayoría, incluso absoluta, a la suma de socialistas y comunistas. Los partidos comunistas se incorporaron a la coalición gobernante en Francia, Italia y Bélgica. Esto no se podía mantener una vez iniciada la Guerra Fría, y los comunistas fueron expulsados del gobierno en 1947, mientras que a muchos convictos de colaboración con los fascistas, purgados en los primeros meses de posguer...

Behemoth, pensamiento y acción en el nacionalismo-socialismo. Franz Neumann

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Museo de ideas que en general no interesan: “Algunos llegan a sostener que el ciudadano es ya --o debería ser-- sujeto de derecho internacional y está, por ende, obligado con respecto a dos organizaciones, el estado y la comunidad internacional En esta opinión, caso de que, por ejemplo, la comunidad internacional aplicase sanciones, la acción punitiva no iría encaminada contra el estado, sino sólo contra el gobierno infractor de las normas jurídicas internacionales. El ciudadano podría entonces sublevarse contra el gobierno sin violar por ello la fidelidad política que debe al estado.” Al crear esta división de lealtades, la dicotomía resultante aportaría la base psicológica de la solidaridad internacional.”

Limonov, Emmanuel Carrere

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“Cinco años antes, Yeltsin declaró fuera de la ley a este partido. Se creía definitivamente terminada la experiencia aterradora y grandiosa que se llevó a cabo con la especie humana en la Unión Soviética. Pues bien, al cabo de cinco breves años de experiencia democrática, todos los sondeos coinciden y hay que rendirse a esta perturbadora evidencia: la gente está tan harta de la democracia, del mercado y de la injusticia consiguiente que se dispone a votar en masa al partido comunista. Su líder, Ziugánov, no propone reabrir el gulag o reconstruir el Muro de Berlín. Bajo la etiqueta de «comunista», este político prudente y sin brillo vende menos la dictadura del proletariado que la lucha contra la corrupción, un poco de orgullo nacional y la misión espiritual de la Rusia ortodoxa frente al nuevo orden mundial. Dice que Jesús fue el primer comunista. Promete que si le votan los ricos serán menos ricos, los pobres menos pobres, y como mínimo todo el mundo debería estar de acuerdo en...

Tres pájaros de un tiro.

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Primero Hace tiempo que no escribo en el blog. Hace tiempo que caí en el convencimiento de que ya no tiene sentido exhibir la propia opinión. La alargada sombra de una sociedad ilustrada se extiende con la legitimidad justificadora de un mítico relato de orígenes para respaldar un circo romano mucho más sucio y pedestre. Los años no me permiten ver de otra forma el corral de ruido y furia en el que se ha convertido algo tan sagrado y valioso como la opinión pública, corral especialmente expresado de manera metafórica en las redes sociales. Y no puedo ver esa agresividad de otra forma que como expresión de una impotencia. La impotencia que sentimos todos al comprobar la insustancialidad que como toda sombra contiene la alargada ausencia de una sociedad ilustrada de hombres rectos y justos, capaces de sobreponerse al propio interés en beneficio del colectivo. Nuestra opinión, la de cada uno, en realidad no cuenta donde verdaderamente debiera contar. Y en el fondo lo sabemos cu...

Historia Intelectual del Siglo XX, Peter Watson

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H.R. Tawney o la premonitoria decencia de la sensibilidad moral cristiana... "Tawney era un hombre muy religioso, y en su opinión, el consumismo violaba el transcurso natural de los acontecimientos; en particular, saboteaba «el instinto de servicio y solidaridad» que constituye la base de la sociedad civil tradicional. El capitalismo, a la larga, sería incompatible con la cultura. Influida por el capitalismo, escribió, la cultura se vuelve más privada, menos compartida, y ésta es una tendencia que atenta contra la vida en común de la humanidad, pues el individualismo acarreaba inevitablemente la falta de igualdad. Esto suponía un cambio en el propio concepto de cultura, pues se alejaba cada vez más de su condición de estado mental interno para relacionarse con los bienes de cada individuo. Por si fuera poco, Tawney también opinaba que el capitalismo, en el fondo, era incompatible con la democracia. Sospechaba que las desigualdades que venían asociadas de manera endémica al ca...